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Nombre de Dios, víctima de trastornados depredadores

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Nombre de Dios, víctima de trastornados depredadores

VÍCTOR HUGO CASTAÑEDA SOTO

Estos aires, bosques, ríos, cascadas, fauna y flora son recursos naturales que NO nos pertenecen, pertenecen a las generaciones futuras, por lo que debemos hacer de ellas, un uso, disfrute y aprovechamiento racional, con visión de sustentabilidad y no de depredadores.

Nombre de Dios, cuna del mestizaje, es un pequeño pueblo dotado de un extraordinario micro clima, con abundante agua, frutos y productor de la emblemática bebida del mezcal, fue fundado un 17 de noviembre del año 1562, por el Capitán Francisco de Ibarra, justamente, porque era un lugar paradisiaco, un lugar que convocaba al descanso, al remanso de aquellos primeros conquistadores que hicieron de Nombre de Dios.

Ya en el año de 1556, el Franciscano, Fray Gerónimo de Mendoza, habría fundado la orden de los Franciscanos y celebraría en la Constancia, la primera misa para y en el Nombre de Dios, para quedarse grabado en la tierra este nombre, dedicado a ese Dios que se encontraba repartiendo riquezas por el mundo, cuando se le cayó la canasta sobre el valle de Nombre de Dios y las dejó regadas allí, como bendiciones para sus pobladores y para el disfrute de los visitantes y turistas.

Hace justo un año, el entonces alcalde Juan Fernando Solís Ríos, la diputada Gabriela Hernández López y un grupo de ciudadanos, comprometidos con el cuidado y sano desarrollo de esa nuestra tierra, nos dimos a la tarea de detener la indebida tala de esos milenarios arboles conocidos como Ahuehuetes, árbol llorón o Sabinos, caracterizados por su longevidad, altura y espesor de su tronco. El que menos años tiene son 100 y el que más, muy cerca de los 300 años de vida.

Afortunadamente se logró detener el ecocidio, aunque tuvimos que lamentar la tala de poco más de 50 Sabinos, esos que dejan caer de sus ramajes un líquido espeso (lagrimas) que con el viento y el frio se convierte en heno, ese que utilizamos en los nacimientos navideños.

Ya hace poco más de 20 años, se impidió que una conocida industria de papel, dejara de verter sus fétidas y acidas aguas al rio que, al entrar a Nombre de Dios, lo hace justo por las cascadas de El Saltito, pasados los años y toda vez que se dejó de verter ese venenoso líquido, el rio se recuperó en un 80%.

Librada esa lucha, ahora nos damos cuenta que nuevamente, manos criminales, depredadores trastornados, vuelven a intentar dañar el ecosistema de Nombre de dios, en un afán por destruir lo que la naturaleza nos ha dado y que es patrimonio de la humanidad.

Hoy nos damos cuenta que, desde hace varios meses se ha estado vertiendo aguas negras al cauce del Río Nombre de Dios, sin que haya autoridad alguna que lo impida, pero al parecer, lo permiten.

El río es un gran proveedor de agua para los cultivos y uno de los principales atractivos turísticos de este pueblo, por sus hermosos parajes, bordeado de esos gigantes Sabinos, ojos de agua y hasta hace poco tiempo, era poseedor de las aguas más limpias y cristalinas de la región; hoy es una desgracia, un paraje sucio, que produce asco por su hedor y peligrosa espuma.

Ya la Delegación de CONAGUA, intento dar una inverosímil explicación, pero omiten admitir el demoledor e irresponsable daño que se ha causado al río. Es difícil entender como hace algunos años, la UNESCO, haya otorgado a Nombre de Dios, una doble declaración de Patrimonio de la Humanidad; una por su propia naturaleza y otra por el inicio del Camino Real del Tierra Adentro, en tanto otros se empeñen en destruirlo.

Es increíble ver que mientras unos luchamos para obtener, la distinción de Pueblo Mágico (11 de octubre del 2018), otros se empeñen en destruir. No les basta a los depredadores ver como la pandemia azota a la humanidad, el crimen organizado y el cáncer apagan vidas, ver como los sismos destruyen edificios y vidas y, como un incipiente brote de peste negra amenaza gravemente a la población, para agregarle la destrucción voluntaria de lo poco bueno que le queda a este mundo.

¿Hasta cuándo vamos a permitir que se siga destruyendo la naturaleza de este pequeño municipio y su micro clima? ¿En verdad vamos a permitir que acaben con los ríos, que acaben con los Sabinos, con la flora y con la fauna de Nombre de Dios? ¿Hasta cuándo va intervenir la PROFEPA o la SEMARNAT y le pondrán un hasta aquí a la Delegación de CONAGUA, que, a decir de un grupo de vecinos y estudiosos, ha permitido verter aguas negras de municipios aledaños porque ya no les caben?

El Pueblo de Nombre de Dios no la está pasando nada bien, pues la pandemia lo ha dejado en la desolación, pero, además, las excavaciones realizadas por CFE o por TELMEX o por quienes sean los responsables de las obras de pasar el cableado aéreo a cableado subterráneo, siguen sin tapar las zanjas, sin recuperar los pavimentos y banquetas dañadas y siguen sin concluir las obras de la plazoleta en la Constancia, mismos trabajos que iniciaron en el año del 2018.

Nombre de Dios, no tiene dueño, Nombre de Dios es nuestro, Nombre de Dios es patrimonio de la humanidad, Nombre de Dios es vida, es belleza, es aire puro, es paz, es lo poco "sano" que le queda a este mundo, no lo destruyamos. Gobernador José Rosas Aispuro Torres, sabemos de su amor por Nombre de Dios, no permitamos que manos criminales destruyan lo que Dios nos regaló y la obra de recuperación arquitectónica que usted inició.

Sí fue fundado en el Nombre de Dios, salvémoslo en el Nombre de Dios.

Escrito en: Bajo Palabra Nombre, Dios,, Dios, poco

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