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SOFÍA GAMBOA

"Las crisis financieras requieren gobiernos"- Timothy Geithner, exsecretario del Tesoro de los Estados Unidos.

Quince billones de dólares es el gasto aproximado que han hecho los gobiernos alrededor del mundo para contener los estragos económicos causados por la pandemia. Si se incluyen las deudas de empresas y bancos, la cifra podría llegar hasta 250 billones de dólares.

México entro al proceso de la pandemia ya con dificultades económicas, entre una de las causas está el pobre sistema tributario con el que contamos. A pesar de que los ingresos tributarios en México aumentaron en los últimos seis años en más de cuatro puntos para llegar a 16.2% como porcentaje del PIB, la cifra es menor al promedio de 22.8% de América Latina y de 34.2% de los países de la OCDE. Adicionalmente, la inversión pública en el país ha ido reduciéndose paulatinamente porque no hay dinero público, y por consiguiente la inversión privada también disminuyo.

Aunado a que México ha descendido en los listados referentes a la atractividad sobre Inversión Extranjera Directa (IED), de acuerdo al listado de la consultora AT Kearney, así como el Índice Doing Business del Banco Mundial, perdiendo el liderazgo de Latinoamérica, hoy ocupado por Chile. Y aunque se realizan acciones para atraer IED como agilización de los procesos para que entre en vigor el T-MEC, respeto a la autonomía del Banco de México, estricto manejo de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, hay políticas que han restado confianza para invertir en nuestro país.

Tal es el caso del activismo legislativo, en el que persisten iniciativas anti-mercado, sumando el hecho de que una consulta pública haya sido capaz de parar una inversión del sector privado (cervecería Constellation Brands), y la publicación del “Acuerdo por el que se emite la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional del Centro Nacional de Control de Energía”, en la que se manifiesta un rechazo a las energías verdes. Por lo que, a ojos extranjeros, producir en esta tierra tan basta, variada, estratégica y geopolíticamente situada, deja de resultar un atractivo.

No hay recaudo y las participaciones federales son muy bajas. La política fiscal ha sido muy mala, pero sobre todo no se ha cuidado. El IVA en mayo disminuyó reflejando lo vendido en abril. Esperando para junio, un comportamiento similar. Por lo que al final del año se podría presentar un faltante de 300 mil millones de pesos en este concepto. Ya esto había sucedido en 2019, en dónde se tuvo que parchar con la toma de recursos que se realizo del fondo creado para recesiones (entregando casi en su totalidad ese recursos a Pemex), así como en el faltante de la compra de medicamentos, reducción de salarios y prestaciones, despido de personal calificado.

Se publicaron los datos de finanzas públicas del mes de mayo, y los ingresos presupuestales del gobierno están 23% debajo del año anterior, la caída de ingresos petroleros es del 65%. Por fortuna, tenemos un fondo de estabilización de ingresos estatales, así como un fondo federal, pero en los próximos seis meses se agotará.

Nuestros líderes políticos deben pensar mucho, y rápido, sobre cómo podría ser una respuesta de cierre más inteligente para las olas futuras. El objetivo para el otoño debe centrarse en ser más ágil, aislar brotes y cierres de objetivos. Nuestra economía no puede soportar otro bloqueo durante más tiempo.

Aunque el número de muertes por COVID tiene sentido a corto plazo para determinar si las estrategias están funcionando, no son estas las únicas medidas para una sociedad en desarrollo. El daño económico a largo plazo tiene su propio costo en el bienestar nacional y, en última instancia, también puede costar vidas. Tan solo, se calcula que en el país cerrarán definitivamente 500,000 empresas formales a consecuencia de la crisis por COVID-19, lo que implica la pérdida de 1 millón 573,000 empleos. Sin embargo, los apoyos del gobierno no contemplan a esta población, ya que estos están enfocados a ampliar el asistencialismo.

El gobierno no se ha percatado que sus banderas económicas, no alza de impuestos y deuda, así como desmantelamiento de perfiles técnicos en el gobierno a causa de disminuciones salariales, deberán de ser modificadas o podrían ser su cruz. Hacienda desde abril debió haber tomado un rol de estadista para darse cuenta de la necesidad existente para apalancar más y reestructurar nuestra deuda, para evitar el derrumbe económico y mantener el funcionamiento de la administración pública. Así como soportar el peso que otorgan las PYMES e nuestra economía. Se requieren urgentes cambios estructurales.

Sin embargo, sin mayor recaudamiento fiscal ni un cambio de discurso para atraer inversión al país, asi como sin apoyos federales para las Pymes, en México experimentaremos una recuperación lenta que probablemente dure varios años. La cual no podría ser ni salvada por el empujón del T-MEC, dada nuestra tendencia decreciente de la inversión.

@GamboaSofia

Escrito en: Singularidad económica inversión, gobierno, ingresos, podría

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