Ciudad Paloma

Un domingo en la Alameda

CRÓNICAS, CRONISTAS Y OTRAS HISTORIAS

Un domingo en la Alameda

Un domingo en la Alameda

EL SIGLO DE DURANGO

POR: SALVADOR R. LÓPEZ

Cada ocho días, el domingo por la tarde había la costumbre de pasear a lo largo de las Alamedas, por lo andadores hasta llegar a las Moreras, para escuchar a la Banda de Música del Estado, que deleitaba al público con sus audiciones, situándose frente a la calle de Zambrano (hoy Zaragoza), por las mismas Alamedas, donde colocaban en círculo sus atriles.

Este paseo era muy concurrido y atractivo porque circulaban elegantes coches abiertos tirados por briosos y bonitos caballos, ocupados por gente “curra” de cierta comodidad; parejas de matrimonios y “fifís” que andaban de conquista, vestidos con trajes ligeros de verano, llevando “carrete” o cachucha, sin faltar en el paseo algún “charro” bien plantado, muchas bicicletas y uno que otro automóvil porque había muy pocos “fotingos”.

Por los andadores yendo y viniendo el grueso popular abundando los “chavos” y las pollitas, muy chulas lindas, hermosas.

Las “pipas” regando para aplacar la tierra suelta; fines de primavera y principios de verano.

Terminaba este paseo al obscurecer y comenzaba la Serenata en la Plaza de Armas, siguiendo el desfile de hembras elegantes, distinguidas y bonitas, que salían del cine o de los merenderos, acompañadas de amiguitas, novios o familiares.

Que grato resultaba el ambiente escuchando a la Banda del Estado ejecutar música deliciosa como La viuda alegre, Enlace de céfiros, La casta Susana, El encanto de un vals, Dolores, Junio o Recuerdo, mientras fascinados, con la boca abierta, mirábamos pasar muy de cerca de nosotros, dando vueltas en pequeñas hileras a guapas y hermosas mujeres durangueñas, perfumando a su paso el aire con su fragancia, arrancándonos profundos suspiros…

De vez en cuando se acercaba al grupo un enamorado a ofrecerle a su elegida una varita de nardos o unas gardenias. ¡Que emoción! entre tanto unas daban vueltas a la plaza, otras

sentaditas escuchaban y observaban, de charla y cuchicheo, llamando la atención con su porte y encantos.

Terminada la serenata, al toque de ánimas, las 8 p.m., todo mundo a casa, y quedaba el corazón de la ciudad en sosiego, en completo reposo. En verano si no llovía el ambiente era

mucho más bonito y agradable perfumado suavemente por la flor de los truenos.

*Fragmento del libro “Cómo era nuestra ciudad” de Salvador R. López. La obra publicada en 1965 narra con gran detalle la vida social y describe lugares y sucesos de la ciudad de Durango en la primera mitad del siglo XX. Después apareció una segunda edición en 1982 notablemente aumentada, reimpresa en el año 2002.

JGR

ARTISTAS, CREADORES E INTELECTUALES

Fernando Gómez Palacio

Regresó a la ciudad de Durango, donde ejerció su profesión con un alto sentido social, colaborando en el Hospital Civil, así como en el Asilo de San Vicente de Paul, donde ofreció sus servicios gratuitos a las personas de escaso recursos, lo que propició que la población lo reconociera como el "médico de los pobres", logrando un gran reconocimiento.

Durante los sitios revolucionarios a la ciudad de Durango en 1911 y en 1913, no dudó en acompañar al doctor Eduardo Hernández en la organización de la Cruz Roja, institución neutral para atender a los heridos de guerra, de uno y otro bando, por ello al elegirse diputados para el Congreso Constituyente de Querétaro, el doctor Gómez Palacio recibió el beneplácito popular para representar el quinto distrito electoral con cabecera en Nombre de Dios.

En el congreso asistió a 62 sesiones, y aunque no participó como orador en los debates, tomó una parte activa en la redacción de los artículos relacionados con los derechos a la salud y la higiene pública.

Posteriormente a su labor en el Congreso Constituyente, aunque ocupó algunos puestos públicos, se dedicó a su profesión.

Murió en la ciudad de Durango el 20 de abril de 1924. Su nombre junto al de los otros constituyentes que a la fecha habían fallecido, fue aprobado se inscribiera en el muro de honor del Congreso del Estado el 17 de noviembre de 1940.

DE LA TIERRA DEL CINE

"El Túnel"

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Largometraje producido por Alfonso Patiño Gómez para Alianza Cinematográfica Mexicana, filmado totalmente en Durango, del 26 de enero al 18 de febrero de 1955. Fue dirigido por Chano Urueta, sobre un guión de Rafael García Travesí, con fotografía de Rosalío Solano y música de Héctor Pérez.

Protagonizado por Víctor Manuel Mendoza, Carmen Montejo y Víctor Parra, con la actuación de Andrés Soler, Jorge Martínez de Hoyos, Manuel Inclán, Jaime Fernández, Wolf Rubinsky, Alfonso Mejía, Aurora Walker y Emilio Garibay.

Melodrama de pretensiones fuerte y realista, sobre la situación trágica en que quedan los trabajadores de una obra difícil: un túnel construido por la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas a través de la Sierra Madre para dar paso al ferrocarril Durango - Mazatlán.

La película recibió cuatro nominaciones al Ariel de Plata en 1956: mejor coactuación masculina a Jorge Martínez de Hoyos; mejor actuación juvenil a Alfonso Mejía; mejor música de fondo para Jorge Pérez, y mejor escenografía a Ramón Rodríguez Granada.

Su premier se realizó en la ciudad de México el 15 de septiembre de 1955; en Durango se exhibió en el Cine Principal hasta el 22 de enero de 1956. JGR

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Escrito en: ciudad paloma ciudad, Durango, Jorge, paseo

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