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Junio: Charles Taylor va a juicio

FRANCISCO JOSÉ AMPARÁN

Amigos, buen día: Continuamos repasando algunas de las principales noticias del año que casi se nos termina. Hoy toca el turno al mes de junio, cuando dio inicio un proceso judicial muy significativo: uno de los grandes genocidas de la última década, Charles Taylor, empezó a ser juzgado por un tribunal internacional.

Seguramente muchos de ustedes vieron la película ?Diamante de sangre?, en la que Leonardo DiCaprio interpreta a un mercenario en pos de una joya de raras cualidades, en medio de la guerra civil de Sierra Leona. Lo que impresionó a mucha gente fueron las escenas de brutalidad, que incluían la mutilación de civiles y la esclavitud de niños secuestrados para trabajar en las minas de diamantes. Lo que más debería de impresionar al público es que la película se quedó corta en relación con lo que pasó en Sierra Leona durante la década pasada.

Otra película menos popular pero quizá más impactante es ?Hombre peligroso? (Lord of War, 2005) en que Nicholas Cage interpreta a un traficante de armas que se vuelve millonario proveyendo a dictadores y guerreros de todo tipo alrededor del planeta. En la película se ve que su personaje tiene una relación muy compleja con un señor de la guerra de Sierra Leona llamado Andre Baptiste. No se necesita mucha imaginación para ver que Baptiste no es otro que Charles Taylor, quien fuera presidente de Liberia, país vecino de Sierra Leona. En ese carácter, y luego como rebelde, Taylor fue el responsable de cientos de miles de muertos y mutilados en su país y en el vecino... tal y como se ve en la primera película citada.

En junio de este año se inició en La Haya, Holanda, un juicio a cargo de un tribunal internacional impulsado por la ONU, que tiene como objetivo investigar y castigar las atrocidades cometidas en Sierra Leona. El primer reo en comparecer fue, precisamente, el ex presidente Charles Taylor.

Que los responsables de tanta muerte no hubieran sido castigados por el infierno en la Tierra que crearon en esa parte del mundo era una espinita clavada en la conciencia internacional, de las que causan urticaria. Por ello se conjuntó una corte internacional, que decidió abrir sus sesiones con el genocida más notorio, el mismísimo Taylor. El cual, para variar, alegó ser inocente y que todo el procedimiento era ?un fraude y una charada?, dado que había un sesgo en su contra: él sólo tenía un abogado, en tanto que la fiscalía contaba con nueve; ah, y el café de la fiscalía estaba más cargado.

El caso es que, de nuevo, un exmandatario enfrenta a la justicia internacional. Independientemente del dictamen y la sentencia, ese solo hecho hace que los dictadores y déspotas y señores de la guerra de este mundo duerman menos tranquilos. No por sus conciencias, sino por el conocimiento de que pueden terminar en La Haya. Y no precisamente admirando los campos de tulipanes. Ése, amigos, ése fue nuestro mundo. Que tengan un buen día. Y una feliz Navidad.

Escrito en: Sierra, película, Charles, guerra

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