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¿Hillary o Barack?

Gilberto Serna

Escribimos en pasada colaboración, a propósito de los comicios internos en los partidos Republicano y Demócrata, que Hillary, para bien o para mal, es acompañada de su marido Bill Clinton, agregando que es pronto para que el electorado olvide el barullo que éste protagonizó junto a una becaria. La sociedad en Estados Unidos, no obstante su proclividad a permitir ciertos relajamientos en la conducta de sus políticos, no está de acuerdo en que sus impudicias salgan a la luz pública, ya que propicia el encocoro social y en consecuencia la irritación popular. Aún persisten sectores renuentes a aceptar las liviandades de sus mandatarios, cuyas resultados, en el caso del ex Presidente, es posible que le resten votos a su conyugue cuya lucha es denodada por obtener la candidatura de su partido. Las relaciones impropias que confesó, después de negarlo, diciendo que no sostuvo encuentros con Mónica Lewinzky, aún se oyen en ciertos círculos de la Unión Americana. No se quien dice, quizá creyéndose un redivivo Moisés en el monte Sinaí, que Dios puede perdonar el pecado pero nunca el escándalo.

Hace unos días, al perder delegados que irán a la Convención Nacional Demócrata, reaccionó cortándole el cuello a su jefa de campaña. A los aficionados al beisbol nos recuerda que cuando las cosas van mal en un juego lo primero que hacen los managers es cambiar al lanzador, que es el encargado de contener la ofensiva de sus contrarios. En este caso quien recibió el guillotinazo fue, la hija de inmigrantes mexicanos, Patti Solís Doyle, que figuraba como su jefa de campaña. También salió el subdirector Mike Henry. Eso demuestra que Hillary está perdiendo los estribos por la embestidas de su más cercano contendiente Barack Obama no encontrando como tapar los agujeros que hacen escorar su barcaza, deshaciéndose, por lo pronto, de dos brillantes y leales colaboradores. Y ya que menciono a su más encarnizado rival habrá de reconocerse que se ha revelado como un contendiente de cuidado. Mientras Hillary oye el canto de las sirenas viendo que la Krishner obtuvo el triunfo en Argentina, a pesar de que su marido ocupaba en ese entonces la Presidencia de ese país, lo que de alguna manera despedía un fuerte olor a nepotismo, los que forman su equipo no han encontrado la fórmula para contrarrestar el enorme carisma de Obama.

Es joven, no está contaminado de malas mañas, luce esplendorosamente ajeno al mundanal ruido de la política; recuerda un poco al ex presidente James Carter; no cuenta con recursos financieros y es hijo de padre keniano y madre anglosajona; su promesa de campaña es un cambio en las políticas tradicionales de los demócratas. Es posible que le afecte el hecho de tener un color de piel que no es del agrado de grandes grupos de americanos blancos. Es bisoño, en lo que ha política se refiere y sin embargo hasta el momento ha sabido ganarse la voluntad de gran parte del electorado de su partido. Esto quiere decir que los partidarios de Hillary están, por ahora, como se dice, en el argot de los mecánicos de autos, pasando aceite. No obstante se esperan grandes emociones en los meses que aún faltan para decidir quién abanderará a los demócratas. Esto aún no está decidido por lo que, a partir de ahora, las sorpresas estarán a la orden del día. No hay peor cosa que cause ansiedad que el querer adelantarse a los hechos. La experiencia de unos y lo novato de otros, en estos peliagudos asuntos, tenderán a pesar según se vaya acortando el tiempo para llegar a la Convención Nacional Demócrata, allá por los últimos días de agosto.

Hasta el momento no hay nada resuelto. Al final del camino los estará esperando, si otra cosa no sucede, el candidato del Partido Republicano que todo indica será el ex combatiente en Vietnam, John McCain. Se supone, según la cadena televisiva CNN, que Obama tiene el apoyo de mil 202 delegados, por encima de los mil 184 con los que hasta el momento cuenta Hillary. Eso hizo que el presidente del Partido Republicano, Robert Mike Duncan, quisiera descalificar a Barack Obama, desde ahora, diciendo que no cuenta con la experiencia necesaria para ser el comandante en jefe del país. -Obama pudo contestarle que no hay escuela para recibir un diploma de presidente y que si el dipsómano pudo con el tercio, con mayor razón podrá quien esté en el goce de sus cinco sentidos. A los mexicanos les parece que el espectáculo seguirá hasta en tanto no lleguen a la Convención, a menos de que antes alguno de los dos consiga dos mil 25 delegados necesarios para lograr la nominación demócrata. Si nadie consigue tal número, serán los superdelegados, no comprometidos, quienes inclinarán la balanza Sólo hasta entonces se sabrá, a menos de que en el ínter suceda algo inesperado.

Escrito en: quien, Hillary, presidente, momento

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