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El “Monito” convence

José Luis Reyes Gutiérrez

El Siglo de Durango

En una sucursal del manicomio se convirtió el Gimnasio del Sindicato de la Alianza, el pleito estelar que dejó satisfecha a la afición, un combate que cumplió con lo prometido, Antonio “Monito” Hernández se vio como en los viejos tiempos al derrotar en el sexto round por la vía del nocaut efectivo a un boxeador de grandes tamaños, Juan “Cachetes” Ruiz, tanto así que le gente se le entregó al derrotado.

En cada capítulo de una historia de suspenso, como la mismísima “Noche de Brujas”, fue la que se desarrolló cada segundo, cada respiración, en cada caída parecía que aparecería el final, pero el de Los Mochis sacaba fuerzas quién sabe de dónde.

Al subir ambos pugilistas al ring demostraron la estampa de buenos peleadores, siendo el primer asalto de estudio, dejando ver a la fanaticada que sería un gran enfrentamiento del deporte de las “orejas de coliflor”.

Quizás el segundo round fue el más parejo de la noche, ninguno de los dos hombres que estaban en el cuadrilátero se echaba para atrás, no se espantaban, ese par intercambió golpes a diestra y siniestra.

Al sonar el tercer campanazo el querido por los espectadores se mostró decidido, comenzó a proponer la riña, logró conectar a su contrincante en un intercambio de puños, pero no pasó a mayores, para que así terminaran los tres minutos.

comienza el dominio

A partir del cuarto décimo el “chaparrito” logró conectar de derecha a su adversario, quien flaqueó, se le doblaron las piernas pero se incorporó dando una pequeña prueba de lo que a la postre sería su resistencia.

En este tiempo lo salvó la campana, ya que faltando centésimas para que se escuchara el “ting, ting” Hernández Duéñez lo volvió a doblegar, por lo cual el respetable pensó que el visitante no pasaría de la quinta parte.

En ese instante se escuchó el clásico “quiere llorar, quiere llorar”, pero el de la tierra adoptiva del gran Julio César Chávez salió en el quinto segmento brincando, como si ya estuviera repuesto, pero “Toño” lo cazó y lo derribó por tercera ocasión, pero el “sinaloense” seguía incorporándose.

En la sexta rebanada de la calabaza, de nueva cuenta Juanito salió con todo, tanto fue su ímpetu que se resbaló, luego en un juego de golpes el “Primatecito” lo derribó, parecía el término.

Los hinchas murmuraban, se escuchaban los sollozos de un escenario Gerardo Zubía llenó, contagiado de la emoción de presenciar un enfrentamiento de primer nivel, de esos que hace mucho no se habían visto en esta Perla del Guadiana, sólo en la televisión.

finalmente se rindió

Como una verdadera alma Ruiz se levantó de su tumba, quiso impresionar al vecino de la colonia “El Funky” y lo logró por unos espacios, pero el hijo adoptivo de Durango lo conectó para que cayera el telón de la función de Halloween.

Al encenderse los reflectores todos corearon “Sinaloa, Sinaloa”, en una muestra de respeto a un peleador que vino a ganar, que aguantó cuanto pudo su humanidad, pero al final de cuentas Antonio fue mejor, levantándolo en hombros como si hubiera ganado un cinturón.

Una vez que le levantaron el brazo a quien todavía encabeza los carteles como gran imán de taquilla, fue cuando la pasión contenida se desbordó, todo mundo se subió al ring, niños, jóvenes, amigos, desconocidos y parientes querían felicitar, saludar, tomarse la foto del recuerdo con el pequeño gigante del boxeo.

Escrito en: cada, gran, logró, enfrentamiento

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