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Pagando favores ajenos

J. Negroponte

Es justo y comprensible que alguien pague los favores recibidos; lo malo es que cuando se pagan esos favores se haga con capital o con bienes que no le pertenecen al deudor.

Lo anterior viene al caso por algunos detalles en los que ha incurrido el presidente Felipe Calderón, quien evidentemente quedó bastante comprometido con gran cantidad de personas que lo ayudaron a llegar al puesto que ahora ostenta como Presidente de la República.

Y lo malo es que una vez que asumió su cargo como Primer Mandatario, al presidente Calderón le han estado presentando las facturas correspondientes para que se hagan los pagos de rigor.

Los que fueron sus más cercanos colaboradores durante la campaña preelectoral y electoral han encontrado acomodo en puestos claves del Gobierno Federal, en donde se supone que quedarían satisfechas sus demandas; sin embargo, nadie contaba con detalles como el ocurrido al secretario de Trabajo y Previsión Social Javier Lozano, quien fue acusado de haber financiado parte de la campaña de Calderón con recursos económicos de origen desconocido y la acusación la hizo el chino nacionalizado mexicano, Zhenli Ye Gon, aquel al que le encontraron montañas de dólares en su domicilio de la capital del país y los cuales, según él, se los había dado a “guardar” Javier Lozano bajo la advertencia que hizo historia: “O copelas o cuello”.

Misteriosamente al tema se le bajó gas con mucha facilidad, a pesar de que el PRD a nivel nacional amenazó con presentar denuncia ante la PGR en contra de Javier Lozano; a la hora de la hora no pasó nada y, como dice el dicho, “a otra cosa, mariposa”.

Posteriormente y como parte del pago de facturas a quienes lo llevaron a la Presidencia de la República, Felipe Calderón empieza a hacer una serie de movimientos entre sus principales colaboradores y el 17 de enero, el español nacionalizado mexicano Juan Camilo Mouriño, que era el jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, pasa a ser Secretario de Gobernación, pero tan pronto tomó posesión de ese cargo empezaron a sacarle sus trapitos al sol.

Y en los primeros días de su nombramiento empieza a resentir una serie de ataques hacia su persona; Andrés Manuel López Obrador enfoca hacia él sus baterías y lo califica de mezquino. Jesús Zambrano Grijalva, un aspirante a dirigir el PRD en el DF, le exige que renuncie y a los pocos días hacen lo propio las organizaciones campesinas representadas a nivel nacional cuando solicitaron que se revisara a fondo el Tratado de Libre Comercio. Esas organizaciones abandonaron abruptamente la mesa de trabajo en donde también estaban los titulares del Trabajo, Javier Lozano; de Agricultura, Alberto Cárdenas, y de Economía, Eduardo Sojo.

Pero eso no fue todo para Mouriño; eran apenas tiros de calentamiento porque la verdadera artillería se desató cuando Andrés Manuel López Obrador empieza a ventilar casos en los que el actual Secretario de Gobernación, supuestamente, comete tráfico de influencias y firma dos contratos cuando fungía como apoderado legal y accionista de la empresa Transportes Especializados Ivancar S.A. de C.V. y a la vez diputado federal y luego funcionario de Energía del gobierno de Vicente Fox. Uno de esos contratos data del 20 de diciembre del 2001, por un monto mínimo de dos millones 750 mil pesos y máximo de seis millones 850 mil pesos, bajo la clave GTT-0142-01/2001. El otro, del 20 de diciembre del 2002, por un monto mínimo de tres millones 143 mil 851 pesos y hasta siete millones 859 mil 627 pesos con la clave GTT-0142-01/2002.

Las consecuencias de esos señalamientos son conocidas de todos y a nadie le queda duda que le han causado severos daños a la figura pública del presidente de la República, Felipe Calderón, pero él, fiel al compromiso contraído con quien lo apoyó de todas todas durante su campaña y aun antes de ella, sigue respaldando a Juan Camilo Mouriño. Ahora, surge una factura más y la misma pudiera también hacer ruido, dividir a la clase trabajadora y dar a los representantes de los partidos de oposición al PAN y a una gran mayoría de ciudadanos las armas para empezar a hacer señalamientos en contra del Gobierno Federal. Es un secreto a voces que la maestra Elba Esther Gordillo, líder moral y plenipotenciaria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, movilizó sus huestes para hacer ganar miles de votas a Calderón Hinojosa.

Se tiene comprobado que la maestra, como se conoce a Gordillo Morales, ha colocado en puestos clave a muchos de sus más fieles seguidores y la prueba más palpable está en su yerno que funge actualmente como subsecretario de Educación. Sin embargo, la líder magisterial no se conformó con eso y como parte de la factura que presentó a cobro ha logrado que los miembros del SNTE no paguen el Impuesto Sobre la Renta de las prestaciones a que tienen derecho como son las vacaciones, aguinaldos, sobresueldos y otras cosillas.

Con lo anterior queda comprobado que esos trabajadores son mexicanos de primera y el resto, los otros que no pertenecen a ese sindicato, son mexicanos de segunda y sí deberán pagar todos los impuestos que el Estado les marca.

Escrito en: esos, millones, Javier, hacer

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