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Mirando a fondo

A confesión de parte, relevo de prueba

Víctor G. González Avelar

Eduardo Medina Mora, procurador general de la República, ha confesado en los medios que el Estado mexicano sufre una crisis institucional, y en tales condiciones se encuentra en una situación de debilidad frente al crimen organizado.

También confesó el Procurador que en este país existen más de mil 600 cuerpos policiacos dispersos, sin conexión ni comunicación entre sí, lo que dificulta cualquier tipo de acción preventiva o represiva del delito.

Continúa confesando el licenciado Medina Mora que a la fecha no ha podido homogenizar procedimientos, aproximaciones, requisitos de reclutamiento, selección de personal, carreras profesionales para la policía y menos para el Ministerio Público, que es totalmente insuficiente debido a su diseño y estructura.

Medina Mora señala además que no existe coordinación entre las mil 600 corporaciones policiacas que operan en el país; que la delincuencia ha emprendido una ofensiva en contra de la sociedad (se le olvidó agregar que esa ofensiva también es en contra del propio Estado mexicano y de todas sus autoridades), en su intento por mantener impunes sus actividades.

Que hay errores, omisiones, insuficiencias a consecuencia de la acumulación de muchos años de indolencia o corrupción ante el cáncer del crimen.

En esas condiciones, agregó el procurador Medina Mora, el crimen ha podido enquistarse en muchos órdenes y comunidades de nuestra geografía hasta ser vista como algo normal y como parte de nuestra vida cotidiana. Medina Mora se remontó al pasado, para afirmar que la violencia no se inició el 1 de diciembre del 2006 y que ésta nos viene desde los mediados de los años ochenta, lo que es totalmente falso.

Nuestro Ministerio Público Federal está estructurado, por lo general, para ver los asuntos relacionados con cheques sin fondos, robo de energía eléctrica y párele usted de contar. Carece, digámoslo de alguna manera, del “espíritu justiciero”que se necesita en ese tipo de oficinas publicas. No tiene vocación para imponer la ley y castigar a los malhechores. No tiene laboratorios periciales, forenses. Carece de verdaderos cuerpos de investigadores, no de transas como hasta ahora; en fin, que no tiene nada de lo que se necesita para poder imponer la ley.

La triste realidad es que el delito ya rebasó al Estado mexicano. Todas sus policías, los mandos medios y algunos mandos altos, han sido penetrados e infiltrados por personeros del crimen. Nos queda la última instancia, el Ejército Mexicano y con todos sus riegos, principalmente con relación a la desviación de sus propias funciones constitucionales. Nuestra historia nos ha enseñado: sacar a los soldados de los cuarteles es muy fácil, lo difícil es volverlos a meter.

Sin duda, el señor Procurador está plenamente confeso de su ineficacia al frente de la institución y de la imposibilidad material y humana para poder cumplir con las funciones que le impone la ley. Es por ello que sería muy conveniente, y por la salud de la república, que presentara su renuncia ante el llamado “testigo de honor”. Y aún faltarían muchos más que también deberían hacerlo, por el bien y la salud de la república.

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Escrito en: Medina, Estado, tiene, Mora

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