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Del origen jesuita y la fundación de Parras en la antigua provincia de la Nueva Vizcaya

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DR. ENRIQUE SADA SANDOVAL

PARTE 2 DE 5

Por lo que respecta a la información proporcionada en estos intercambios de tierras mercedadas se ha llegado a saber que la dotación de las mismas estaba por otra parte relacionada con un acontecimiento de importancia histórica, suscitado en el extremo poniente de la Nueva Vizcaya como lo es el hecho de que se esperaba desde la primer fundación de Parras en 1578, o incluso antes, el hacer en este sitio el traslado de todos los habitantes de la villa de Copala, en Sinaloa, lo cual por cuestiones fortuitas no logró verificarse.

No obstante lo anterior, a partir de la merced conferida a Borruel se logra asentar que " a los veinte días del mes de diciembre de dicho año (1578) se presentó con dicha merced Diego Borruel ante Bernardo de Luna, alcalde mayor del Valle de Parras, para que le diese posesión, y con efecto se la dio en la parte y lugar contenida en dicha merced, ante Francisco de Valenzuela..."

Por otra parte, sabemos que los herederos de Bernardo de Luna, al ofertarle a Francisco de Urdiñola las tierras que le habían sido mercedadas en el valle de Parras, exhibieron a manera de documento probatorio de tenencia y titularidad lo que parecía ser el traslado de "una carta que parece haber escrito el dicho Martín López de Ibarra a los vecinos de la villa de Copala, en razón de no haberse podido sustentar su población, inserta en un título que en el dicho Valle del Pirineo, en once de mayo de mil quinientos y ochenta años, el dicho Bernardo de Luna, alcalde mayor, donde dice se ha de fundar y mudar la dicha villa de Copala...".

Al no verificarse las órdenes anteriores ni las disposiciones de fundación, reemplazamiento y población de este sitio, tal como se había previsto desde el asiento de la capital política de la provincia en el valle de Guadiana (Durango capital), quedaba claro que quienes fueron sus eventuales poseedores, encargados o terratenientes por merced se hallaban en plena libertad de hacer el uso que tuvieran por mejor conveniente en beneficio propio; ya fuera rematándolos públicamente en subasta, intercambiándolos por extensiones de tierra en otros sitios de mejor clase o en última instancia incluso invitando desde otras partes a que otros interesados vinieran desde lejanas tierras a hacerse dueños por compra-venta de las mismas, teniendo como finalidad ulterior el estimular que pronto fueran pobladas y explotadas para beneficiar con ello la expansión del Virreinato hacia el norte, y por ende a la Corona en general.

De aquí que por lo anterior se entiende que cualquier fundación de Parras previa o incluso la establecida en el año de 1578 no perduró ni logró echar raíces como tal. Por tanto, no es de extrañar que todavía para el año de 1580 nos encontramos nada menos que con quien fuera el primer Alcalde Mayor de Parras, Bernardo de Luna, se encontraba ofreciendo mercedes y extensiones de tierra en lo que seguramente intentaba realizar por cuenta propia en lo que bien puede interpretarse a su vez como un último y desesperado intento por poblar el valle y sus alrededores.

Sin embargo, para el mismo año o fecha posterior se sabe que los primeros habitantes parrenses terminaron en su mayoría por abandonar dicho pueblo. Y la razón se entiende a partir de una carta fechada al año siguiente, en 1581, nada menos que por puño y letra del Capitán Martín López de Ibarra quien nos pinta un panorama de inseguridad desatada en dicho sitio y sus alrededores por cuenta de un-hasta entonces repentino e inexplicable-alzamiento por parte de los indios bárbaros asentados en la región; suscitada al poco tiempo de las fundaciones de las villas de San Luís y Santa Lucía en el Nuevo Reino de León: "...que por cuanto que por informaciones que he hecho me consta que los indios de las Parras y villa del Saltillo y sus confines están de guerra y salen para asaltar y robar y matar por los caminos..."

Escrito en: CALEIDOSCOPIO LUGARES MÁGICOS dicho, Luna,, villa, Bernardo

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