Nosotros

PADRES E HIJOS

La inflación que a todos nos pega

PADRES E HIJOS

La inflación que a todos nos pega

La inflación que a todos nos pega

IGNACIO ESPINOZA GODOY

El aumento de precios a los productos de la canasta básica es un fenómeno que, en general, nos ha afectado a todos los mexicanos, aunque, claro, a unos nos impacta en mayor medida, mientras que a otros, aquellos que tienen un alto poder adquisitivo, no les hace mella.

Ese fenómeno económico, llamado inflación, es un factor que repercute negativamente en los ingresos de una parte significativa de la población, sobre todo la que vive al día y que no siempre puede lidiar con los incrementos de precios de los alimentos esenciales, como las tortillas, los frijoles, el tomate, la cebolla, el chile y, en general, todos aquellos de los que es difícil prescindir ya que son los de mayor consumo debido a su bajo costo.

Recordemos, amable lector(a), que la inflación hasta mayo de este año fue de 7.99 por ciento, en tanto que en junio se disparó hasta el 8.16 por ciento, la mayor en los últimos 20 años, esto de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y que nos habla de cómo ese fenómeno ha aumentado de manera alarmante en nuestro país.

A estas alturas del partido, a mis casi seis décadas de vida, aún no logro entender cómo es que el Inegi mide la inflación, si, por ejemplo, revela que en junio este fenómeno alcanzó el 8.16 por ciento, cuando observamos que en ese mes el huevo o blanquillo aumentó su precio hasta casi un 30 por ciento, ya que pasó de 34 hasta los 44 pesos por kilogramo lo mismo en pequeñas fruterías que en las misceláneas o tienditas de la esquina.

Y lo mismo ocurrió con otros productos básicos como el tomate y la papa, los cuales crecieron en su precio hasta 10 o más pesos por kilo, y un similar impacto tuvieron frutas como la naranja y el melón, esto a pesar de que se trata de mercancía de temporada, es decir, que en esta época del año abunda en virtud de que es cuando se cosecha en distintos estados del país, lo que hace que su precio sea más que accesible para la población en general ya que es mucha la oferta y, en consecuencia, la demanda ocasiona que su costo sea bajo si se le compara con otros meses del año, una vez que desciende su presencia en el mercado.

Toda esa cascada de aumentos en los precios de productos de la canasta básica ha generado que muchas amas de casa reduzcan la cantidad que compraban para la preparación de los alimentos cotidianos, ya que el dinero del que disponen para ese gasto diario es el mismo, es decir, no aumenta con el ritmo que sí lo hacen todas esas mercancías que cada vez están menos al alcance de todos los bolsillos o, en todo caso, la inflación nos obliga a disminuir ese gasto que teníamos programado para un día, semana o quincena.

Es entonces cuando los ciudadanos comunes y corrientes nos preguntamos por qué nuestras autoridades manipulan esas cifras, que no coinciden con una realidad que nos golpea todos los días, cada vez que vamos a la miscelánea de la esquina, a la frutería, a la tienda de abarrotes, a la tienda de conveniencia o, incluso, a las grandes cadenas departamentales, donde los precios, si bien, son muy diferentes, coinciden con los pequeños establecimientos comerciales en los aumentos constantes, ya sea de cada tercer día, por semana o por quincena.

También, una pregunta recurrente que nos planteamos los consumidores es qué está haciendo el Gobierno Federal para frenar esa espiral de precios que nos afecta sensiblemente en el bolsillo, si no observamos que se ponga en marcha un programa que en verdad funcione, no como uno reciente que acordó el presidente Andrés Manuel López Obrador con los principales empresarios de este país y el cual, a la vuelta de unos cuantos días, de nada sirvió, pues los precios volvieron a los niveles previos a esa estrategia que resultó fallida.

Por supuesto que los habitantes en general estamos conscientes de que todo el planeta está inmerso en una crisis económica, donde el fenómeno constante es la inflación; sin embargo, creemos que hay mucho por hacer en este entorno que mucho nos lastima, ya que se trata de un problema que, todos los días, las amas de casa tienen que afrontar y hacerse pedazos para que el dinero que gana rinda y alcance para comprar los productos de la canasta básica que requiere la familia para su sana alimentación.

Mientras el Gobierno Federal no deje de gastar en esas obras donde ha invertido recursos que han rebasado su presupuesto original, como son los casos del Tren Maya y de la refinería de Dos Bocas, ubicada en Tabasco, difícilmente atenderá las necesidades prioritarias de la población como es el acceso digno a una alimentación saludable a través de la ahora mal llamada canasta básica, que está cada vez más lejana e inalcanzable para muchas familias.

Los padres de familia, por otro lado, tenemos que aprender a gastar de manera razonable y responsable cada peso que ingresa a nuestro hogar, para destinarlo a los rubros esenciales como son el pago de los servicios básicos (luz, agua potable y teléfono) y la compra de los productos básicos para la alimentación, cuyos precios no ha podido controlar y estabilizar nuestro Gobierno Federal, por lo menos, para ayudar a los que menos tienen.

Escrito en: Padres e hijos precios, todos, productos, fenómeno

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas