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Pongamos que hablo de

Pongamos que hablo de... Bizcochito y Joni Mitchell

GABRIEL ACOSTA

A veces me pregunto qué haría con mi vida o cuánto más productiva sería si mañana desapareciera el internet y las redes sociales, en las que seguramente paso más de una decena de horas por semana. El Facebook lo conocí hasta la preparatoria, la preevolución del WhatsApp era el MSN Messenger y no era portátil; no existía el Instagram ni sus publicaciones, ni las 'stories' ni los 'reels', lo mucho que había hace doscientos años era el Fotolog o en su defecto el Metroflog para saber un poquito del mundo de la persona que lo compartía. 

En aquel entonces, mi forma de entretenimiento era la música, la televisión por cable y los libros. Guns N' Roses, Friends y Stephen King; Red Hot Chili Peppers, Gilmore Girls y Herman Hesse; por citar nombres que marcaron mis años pospubertos. Las horas que ahora paso viendo 'reels' y 'stories' antes las pasaba surfeando entre esas tres aficiones y ahí, en cierta parte, conocí apenas la punta del iceberg de autores y autoras. 

Hace un par de semanas tuve oportunidad de despegarme un poquito de las redes sociales y volver a las actividades que considero esenciales para mi felicidad, una de ellas la música. Si mañana se termina el internet, podría pasar 10 vidas descubriendo artistas y obras que han dejado su legado a este planeta, pero ahora, como el Internet Explorer, descubro tarde a dos artistas diametralmente opuestas entre sí, pero que con poquito de conocerlas y cada una a su manera, me han conmovido hasta la médula: Joni Mitchell y Rosalía. 

Para quien no conoce a Joni Mitchell, como yo la ignoré durante toda mi vida, su obra puede ser igual de importante como la de Bob Dylan, Leonard Cohen o Cat Stevens. Joni es una cantautora y pintora canadiense que se popularizó en los años sesenta y setenta, además de ser influencia en cantantes como Elvis Costello, Led Zeppelin, Pink Floyd, entre otros.

Reconozco que no me adentré demasiado en su discografía pero hubo un álbum en particular que me ha marcado en estos días y que probablemente es lo mejor que he descubierto en este 2022: Blue. Este álbum es el cuarto en su trayectoria y es considerado por los críticos como su obra maestra. En la película de Cameron Crowe, Casi Famosos (2000), hay una escena en la que el personaje de Zooey Deschanel le regala a su hermano su colección de vinilos, entre los que precisamente aparece Blue al igual que discos de Jimi Hendrix. Escrito en un papel, le deja una anotación: "Escucha Tommy (de The Who) con una vela prendida y vas a ver tu futuro entero". Esa anotación, en mi caso, quedó con el disco de Mitchell. 

Desde la fina ejecución de su guitarra y las armonías de su voz, las canciones de Joni se sienten como un abrazo al alma y como un rescoldo en una vida que puede resultar demasiado ajetreada y abrumadora. Te transporta a un lugar tranquilo y acogedor y me hace desear haberla descubierto antes en mi vida. 

Hay interpretaciones que te transmiten un sentimiento más allá del lenguaje en el que estén cantadas. Si yo no supiera nada de inglés, aun así comprendería el amor puro que desborda Joni Mitchell por su hija en la canción "Little Green", mi favorita por mucho. 

El tema está escrito para su hija, a quien dio en adopción en 1965, "era pobre, una madre infeliz no cría a una hija feliz, era difícil separarme de ella pero tenía que dejarla ir", declaró en una entrevista muchos años después. Con el tiempo, Joni y su hija terminaron reencontrándose pero en poco más de tres minutos, en esa canción, comparte dulzura, tristeza y consuelo, y algunas lágrimas después de escucharla. 

Por otra parte, el fenómeno musical que se vive actualmente con Rosalía es difícil de ignorar. Confieso que me subo tarde a su tren, un par de años después, pero solo me queda decir: ¡madre mía! Apenas tiene 29 años y prácticamente conquista el mundo con su Motomami. 

Rosalía es un ejemplo de alguien que entiende perfectamente el contexto del mundo actual para sacar ventaja de su música. Su baile, coreografías, videos, todo está diseñado y creado perfectamente para ser explotado a través de las redes sociales, tanto que se  ha vuelto en el meme de moda, con su cara de disgusto, segundos antes de que empiece a sonar Bizcochito, con sus hipnóticos pasos de baile. 

La cantante española ha sabido fusionar de buena manera el flamenco y el jazz con el reguetón, y escribiendo con lugares comunes, me ha volado la cabeza. Es bueno, por ratos, despegarse de las 17 mil distracciones de la vida actual y sentarse a descubrir artistas de los años 60 o de este 2022, no importa, su música seguirá sonando y recordándome que aún estoy en la punta del iceberg en cuanto al arte, pero qué lindo irlo encontrando durante la vida.

Twitter: @gaboacosta89

Escrito en: Joni Mitchell Pongamos que hablo de Rosalía Joni, artistas, mundo, vida

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