¡Que tu gato no se intoxique!

Corren, se esconden, juegan, brincan, observan, acechan, cazan, son curiosos y mordisquean plantas... Y, aunque podría parecer inofensivo, la realidad es que algunas de las flores, hojas o tallos que llegan a comer los gatos son tóxicos y hasta pueden causarles la muerte.

"Hay plantas que afectan desde su piel y ojos hasta otras que pueden dañar el sistema neurológico o nervioso. El tratamiento que se le tenga que dar al gato depende mucho de la planta que haya comido. De igual manera, según la parte de la planta, hojas, flores, raíces, bulbos o semillas, será la toxicidad", explica Ángeles Márquez Sánchez, veterinaria en La Casa del Gato Gazzu, asociación civil que provee de atención veterinaria integral a gatos en situación de calle, maltrato o abandono.

LAS MÁS TÓXICAS

Una de las más peligrosas, detalla la especialista, es la flor de nombre Lili -también conocida como Acapulco- la cual afecta el sistema nervioso del minino y llega a ser letal para ellos, causándoles la muerte en cuestión de pocos minutos. Los tutores deben tener mucho cuidado ya que esta especie de flor es muy utilizada en arreglos florales debido a que son muy vistosas y aromáticas y, si el gato se acerca mucho, puede tener una reacción alérgica. Pero si la muerde, habrá una intoxicación grave. Los crisantemos, narcisos, ricino, jacintos, adelfas y los tulipanes también pueden afectar el sistema nervioso de tu gato. Otra planta que es común en las casas, sobre todo en diciembre, es la Nochebuena, que también es tóxica para los felinos.

"Esta flor tiene partes que pueden provocarles complicaciones de salud. Cuando las plantas son dañadas, producen una sustancia blanquecina que es un mecanismo de defensa; si un gato llega y muerde una planta va a generar esta sustancia y le puede causar hipersalivación, en primera instancia, porque es amarga; después produce vómitos, diarreas y dolor abdominal. Sí es tóxica y sí pueden tener problemas como dermatitis e irritación en los ojos", señala Márquez Sánchez.

Algunos de los síntomas que las mascotas pueden presentar si han comido alguna planta tóxica son salivación excesiva y pupilas dilatadas, por lo que deberá ser llevado de inmediato al médico veterinario para ser tratado con algún antídoto, si es que existe y, si no, mantener hidratado al gato para evitar algún daño en los riñones.