Ese día, Carolina Martínez Martínez lucía radiante, feliz; en su semblante se notaba que llegaba a los quince años con la conciencia de que daba un paso muy significativo en su vida, pues el cambio de niña a mujer era una etapa que tomaba con tranquilidad y que asumía con responsabilidad. No podía faltar una felicitación apenas iniciando el día de sus papás, Claudia Martínez y Ezequiel Martínez Rodríguez, además de su hermano mayor, Omar, quienes la consintieron durante el día, del cual era la protagonista.
El Templo Inmaculado Corazón de María albergó a familiares y amigos que escucharon con atención las palabras del presbítero Manuel Pérez Calderón, quien en la misa de acción de gracias ofrecida en honor de Carolina, le dirigió a la cumpleañera un mensaje mediante el que la felicitó, pero al mismo tiempo la exhortó a ser más responsable de sus decisiones.
Al término de la ceremonia religiosa, en las afueras del templo, familiares y amigos se agruparon en torno a Carolina para felicitarla y, a la vez, tomarse la tradicional foto del recuerdo, una imagen para conservar por lo que representaba el momento.
Más tarde, en el salón Blue Berry, se tenía todo preparado para que la quinceañera disfrutara una fiesta que inició con la canción “Tiempo de vals”, de Chayanne, que Carolina bailó con su papá y posteriormente su hermano Omar; luego se unieron a la fila sus compañeros de 3° C de la Secundaria Técnica 57, quienes pusieron el toque de alegría a la celebración.
Un momento que llamó la atención de todos los asistentes a la fiesta fue cuando Carolina recibió su última muñeca, lo que simbolizaba que atrás quedaba su infancia para arribar a una nueva etapa de madurez en todos los sentidos. En ese instante, su tío Víctor Tabares Martínez dirigió un brindis por la quinceañera, a quien felicitó e invitó a disfrutar cada etapa de su vida, adquiriendo una mayor responsabilidad como hija de familia.
Finalmente, los asistentes a la celebración disfrutaron una cena mexicana consistente en asado, patoles y arroz, para más tarde degustar el pastel conmemorativo de los 15 años de Carolina, prolongándose la fiesta hasta las primeras horas del día siguiente.