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LETRAS DURANGUEÑAS

El grabador de la muerte

ENRIQUE ARRIETA SILVA (1943-2020)

José Guadalupe Posada, nace el 2 de febrero de 1852, a las 10 de la noche, en la casa que se encontraba en la esquina que formaban las calles de Sayula con la de Ciprés, en el barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes, siendo hijo de Germán Posada Serna y Petra Aguilar Portillo.

Siendo su familia de humildes artesanos, pues su padre era panadero y su tío Manuel era alfarero, muy pronto afloró su inclinación al dibujo, en el que demostró su juvenil talento, apareciendo a los 15 años registrado en el Padrón General de Vecinos del Cuartel Noveno de Aguascalientes con el oficio de pintor.

En 1868, bufrila su vocación del dibujo en la Academia de Dibujo Municipal de Artes y Oficios, siendo en 1870 cuando se da de alta en el taller del impresor J. Trinidad Pedroza, en el que aprende litografía y grabado, Realiza formatos comerciales y después entra con el píe derecho al terreno de la caricatura política a través del periódico "El Jicote" En 1872, en compañía de J. Trinidad establece una imprenta en la ciudad de León, Gto., quedándose muy pronto al frente de ella, por el regreso su socio a Aguascaloientes. El 18 de junio de 1888, por la noche, una terrible inundación arrasa por la noche con la ciudad de León, acabando con 17 colonias, 2232 casas, dejando sin hogar aproximadamente a 20 mil personas y muriendo más de 200 habitantes. Posada a quien empieza a perseguir la adversidad, queda sin taller y se traslada a la ciudad de México, en donde establece amistad con el impresor Antonio Vanegas Arroyo. A partir de allí. Posada empieza a realizar volantes con milagreos, catásrofes, infundios, calaveras, miserias, poemas, adivinanzas y cubiertas de canciones modernas y a grabar en metal carteles.

En 1890, instala su primer taller en la capital, en la cerrada de Teresa, número 2. De allí en adelante cambiaría su taller en varias ocasiones acosado por penurias económicas, de las que se vería librado por la muerte, ocurrida en la mañana del 20 de enreo de 1913, a las nueve de la mañana.

De allí que este año de 2013, se cumpla el centenario de su muerte y por ello se hayan organizado una serie de eventos nacionales, itinerantes, literarios, bienales y concursos, emisión de billete de lotería, publicaciones, coloquios, conferencias, mesas redondas, ciclo de cine, talleres, música y teatro y presentación de moneda conmemorativa. La talla del personaje, lo merece.

Posada en vida, sufrió pobrezas y limitaciones de toda clase, viviendo de vecindad en vecindad y cambiando de dirección varias veces su taller por dificultades para pagar la renta. Dada su penuria económica, no es de extrañar que a su entierro, fuera acompañado nada más por dos vecinos y un amigo tipógrafo y que se le sepultara gratuitamente en la sexta clase del Panteón de Dolores, de donde fue exhumado al pasar los siete años reglamentarios para ser arrojado a la fosa común. Las penalidades de su vida de impresor, sumadas a la pérdida de su esposa y de su único y jóven hijo Juan Sabino, hicieron que recayera en una borrachera anual de padre y señor nuestro, pues ahorrando durante todo el año, empezaba a tomar en diciembre y tomando duraba hasta su cumpleaños el 2 de febrero o hasta que se le agotaba el dinero.

No obstante que trabajaba incansablemente ilustrando volantes, caricaturas para la oposición, poemas, adivinanzas, el periódico "El Periquillo Sarniento" y "La Gaceta Callejera"; como ilustrando varias publicaciones como las que realizó para Antonio Vanegas Arroyo en hojas volantes de corridos, su vida pasó casi anónima, hasta que después de su muerte Diego Rivera, en 1930 inicia su rescate, particularmente en el mural "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central" (1947) en el que aparece entre 150 personajes, en un lugar importante su obra "La Catrina" a la que Diego Rivera, niño, la tiene de su mano. Por cierto que en algunos murales de Diego Rivera, se advierte la influencia del estilo de Posada.

Hoy nadie duda que José Guadalupe Posada, nacido en Aguascalientes, sea uno de los más grandes grabadores y artistas plásticos de los siglos XIX y XX, incluso hay algunos que lo colocan al nivel de Goya o Callet.

Posada se valió de sus calaveras para retratar la vida cotidiana de México y los sucesos que sacudían a la opinión pública.como el baile de los cuarenta y uno homosexuales, en el que veinte homosexuales se vistieron con ropa masculina y veinte con ropa femenina y se soltaron bailando com música estruendosa, que motivó la llegada de la policía ante las qujas de los vecinos. La policía cargó con ellos, menos con uno que logró escapar, las voces volanderas dijeron que era yerno de Porfirio Díaz. De allí viene la expresión "este es cuarenta y uno" cuando quien presume de macho mexicano, quiere decir que alguien es homosexual o gay, como se dice ahora, con cierto decoro. Pues bien, la caricatura de Posada, que ilustró el volante donde se dio conocer la noticia de aquel hecho que escandalizó a "las buenas conciencias" de aquel tiempo, es magistral y de risa loca.

Sin duda la más famosa de sus calaveras es "La Catrina" que resulta familiar para todos los mexicanos. Debe de hacerse notar que Posada, también realizó con la maestria que le era natural su calavera "El Catrín", que es nada o poco conocida, por lo que acudiendo a la equidad de género de la que tanto se habla, estimo que deben aprovecharse los festejos de su centenario luctuoso, para dar a conocer la calavera "El Catrín", que por cierto haría buena pareja con "La Catrina".

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