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Los cinco pasos previos al atraco

Los cinco pasos previos al atraco

Los cinco pasos previos al atraco

JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

El grupo oficialista lleva adelante y de manera acelerada, su plan de aprobar lo que llama la reforma al Poder Judicial. El proyecto comprende una serie de modificaciones a la Constitución en esta materia. Son varios y de distinto calibre los cambios que pretenden realizar. Algunos son procedentes y hasta necesarios. Pero hay uno absolutamente inviable, que ha generado fuerte oposición entre amplios sectores de la sociedad mexicana. Se trata de la propuesta para que ministros, magistrados y jueces, tanto federales como del ámbito estatal, sean designados por voto popular directo.

La iniciativa que eso propone fue enviada a la Cámara de Diputados por el presidente López Obrador el pasado 5 de febrero, como parte de un paquete que sumaba alrededor de veinte piezas legislativas, casi todas de reformas a la Constitución.

Apenas cuatro días antes de la recepción de esas iniciativas, ambas Cámaras habían iniciado su último periodo de sesiones ordinarias, de la Legislatura federal que el pasado 31 de agosto concluyó sus funciones. Por cuanto a los tiempos, bien pudieron los diputados y senadores que iban de salida, haber proseguido el correspondiente proceso legislativo. Pero no lo hicieron.

¿Por qué no lo continuaron? Muy sencillo: porque Morena y sus aliados carecían en ambas Cámaras de la mayoría calificada de las dos terceras partes, necesaria para cualquier enmienda a la Constitución. Se dieron por lo tanto a la tarea de preparar y poner en ejecución un plan meticuloso y preciso, de cinco pasos, para alcanzar en las elecciones del pasado 2 de junio tal mayoría tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. Ahora lo vemos claramente.

Tal plan consistió, primero, en aprovechar la oportunidad que se les presentó cuando en abril del año pasado terminaron su periodo cuatro de los once integrantes del Consejo General del INE. Mediante un habilidoso golpe de mano, hicieron que tales espacios fueron ocupados por cuatro personajes afines a Morena, a pesar de no contar este partido y sus aliados con las dos terceras partes de los diputados que para tal efecto se requiere.

A partir de ese episodio, que en retrospectiva bien vale la pena analizar con detenimiento y provistos una gran lupa, para ver con claridad cómo fue que la oposición resultó "chamaqueada" en algo tan elemental, a partir de ese momento -decía- el INE empezó a ser colonizado y convertido su Consejo General prácticamente en un instrumento al servicio de Morena, lo cual explica que como por arte de magia López Obrador haya dejado de hacerlo objeto de sus furibundos ataques mañaneros cotidianos. ¡Qué casualidad!

El segundo paso consistió en la negación del oficialismo a nombrar a los dos magistrados electorales de la Sala Superior del TEPJF cuyas sillas quedaron vacantes desde el pasado 1 de noviembre, por haber concluido su encargo los anteriores. Conforme al procedimiento establecido por la Constitución, la Suprema Corte envió de inmediato al Senado, al que corresponde elegirlos, el par de ternas de candidatos a magistrados.

Bueno, pues a pesar de los diez meses que desde entonces han transcurrido, es el momento en que los senadores de Morena, que forman mayoría en esa Cámara, siguen arrastrando los pies y continúan sin nombrar a los dos magistrados electorales de Sala Superior que faltan. La razón es obvia: toda vez que corresponde a la Suprema Corte hacer las propuestas, el perfil de los candidatos presentados por ésta, en cuanto a preparación y honorabilidad, es muy diferente al del tipo Lenia Batres. Por eso siguen acéfalas esas dos magistraturas.

Tercer eslabón del plan: López Obrador y Morena, con frío cálculo, urdieron otra maniobra más: ordenaron a sus tres magistrados incondicionales de Sala Superior dar cuartelazo, a finales de diciembre pasado, a quien fungía como presidente del Tribunal Electoral, Reyes Rodríguez Mondragón, por sentirlo no suficientemente confiable. De esta manera vino a ocupar la presidencia una magistrada fiel hasta la ignominia, con lo que no sólo aseguraron el control en sí del TEPJF sino además, para el caso de que se requiriere, el eventual voto de calidad. Oro molido en decisiones cruciales.

El cuarto punto de la estrategia obradorista consistió en aceptar que el INE haya aprobado la chapucera conformación de la coalición electoral encabezada por Morena, para los comicios de diputados federales. Esto propició el trasvase de candidatos de un partido a otro, lo cual favoreció la brutal sobrerrepresentación con la que finalmente se alzó el oficialismo en la conformación de la nueva Cámara de Diputados, muy por encima del tope del 8 por ciento establecido por la Constitución.

El quinto paso consistió en presionar por todos los medios al alcance del oficialismo, desde la secretaria de Gobernación hasta en las mañaneras por el Presidente, la aplicación incorrecta de la disposición constitucional aplicable a la asignación de diputados plurinominales. Lo cual dio como resultado que Morena y sus aliados, con el 54 por ciento de los votos, se llevaran el 74 por ciento del total de diputados.

Consumado el fraude a la vista de todos, por etapas, a través de maniobras habilidosas y audaces, es cierto, pero también siniestras, en la doble acepción del término, ahora sólo queda a la Nación esperar lo peor. U organizarse como nunca lo ha hecho en dos siglos, para sacudirse a esta canalla.

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES Morena,, diputados, magistrados, cuatro

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