Antesala del Mundial
En medio de la tormenta un momento de calma. Lo que no logró la política de estado, se dio por el balón. Durante meses el mandatario norteamericano fustigó, humilló y ninguneó a los países vecinos, México y Canadá. De nada importó que sean socios y compartan un importante tratado comercial. Tras sus burlas, promovió que el pueblo canadiense repudiara al frívolo primer ministro, Justin Trudeau, quien tuvo que renunciar después de las humillaciones que le propinó el magnate estadounidense en su mansión personal de Florida. Literalmente viajó hasta allá para ser vilipendiado. Por su parte, la presidenta mexicana guardó prudencia y tuvo cabeza fría. Mejor no engancharse ni caer en provocaciones, pero sí hablar con claridad. En todo el año evitó una celada como le sucedió al comediante Zelensky. La política no los unió, pero sí el sorteo para seleccionar los grupos del Mundial de Fútbol 2026, a realizarse en los tres países de América del Norte.
La ceremonia previa al mundial se realizó en el Centro Kennedy de Washington y fue la ocasión para una reunión hasta entonces postergada. Sin duda, el momento permitió una foto histórica entre Donald Trump, Claudia Sheinbaum y Mark Carney. Por un momento el magnate hizo a un lado su característica actitud pendenciera y fue amable con sus vecinos. No hay duda, el fútbol es política. Ante el escenario del sorteo y después en el palco, los tres mandatarios sonrieron, se dieron las manos y por un momento, se presentaron ante el mundo como socios cordiales. La imagen lo dice todo, pero también las palabras. La presidenta de México habló en español ante la presencia del presidente que decretó como oficial el inglés en su país y renombró de manera absurda al "golfo de América". Por lo pronto las aguas se calmaron, aunque las grandes empresas que operan en los tres países le ruegan al magnate gringo mantener el T-MEC. Viene el mundial y quién sabe lo venga después para el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.
Por lo pronto, México ofreció todas las facilidades fiscales a la FIFA para no pagar impuestos. ¡Sí, no pagar impuestos! La Federación Internacional de Fútbol es un negocio que no pocas veces ha sido señalado por corrupción. En medio de una batalla fiscal contra grandes deudores fiscales en México, por no decir, estafadores de gran calado como son las dos principales televisoras, el gobierno mexicano manda señales contradictorias. Por un lado litiga y persigue a grandes evasores, pero por otro le da carta abierta a ese negocio llamado Mundial de Fútbol. No son caridad, ni beneficencia. Esa política fiscal da un paso para adelante y dos para atrás. Al respecto continúa vigente la tesis de Gabriel Zaid: "el progreso improductivo". Tal despropósito quedó inscrito en la Ley de Ingresos de la Federación de 2026.
Mejor regresemos al balompié, donde Brasil no sólo destaca por su capacidad futbolística para ganar mundiales. En las últimas décadas logró consolidar su economía y hoy tiene puentes con China y otros países del llamado bloque de los BRICS. Trump pretendió inútilmente incidir en la política brasileña, en particular para rescatar de la cárcel al expresidente golpista, Jair Bolsonaro. A diferencia de la Argentina de Milei, Lula da Silva le dejó en claro que Brasil es un país soberano. El magnate quiso amagar con aranceles, pero el tiro le salió por la culata. El gringo comprobó que el gigante sudamericano no los necesita. Vaya lección. Después de dimes y diretes, los gobernantes se encontraron cordialmente en Malasia, se saludaron amablemente y acordaron cooperar. Eso quiere decir tarifas preferentes. La lecciones para México están a la vista: fortalecer el mercado interno; reducir la excesiva dependencia de Estados Unidos y diversificar con otros socios comerciales. Por lo demás en fútbol nomás no hay manera.