
Asimetría estratégica y cooperación bajo presión entre México-EUA
La relación bilateral entre México-EUA se ha caracterizado por una cooperación operativa creciente en materia de seguridad, centrada en el combate al tráfico de fentanilo, armas y migración irregular. Sin embargo, este avance ha estado acompañado de una presión económica y diplomática por parte de Washington, que ha utilizado amenazas arancelarias y mecanismos del T-MEC como instrumentos de condicionamiento político. La relación atraviesa una fase funcional pero asimétrica, en la que México busca preservar espacios de soberanía mientras responde a exigencias verificables de resultados inmediatos. "Las tensiones energéticas y comerciales latentes podrían escalar si no se canalizan mediante mesas técnicas bilaterales".
En los últimos meses, la relación muestra una cooperación bilateral reforzada con tensiones crecientes. Por un lado, se consolidan acuerdos operativos e implementación conjunta en materia de drogas, armas y migración, impulsando inteligencia y -operativos coordinados en territorio mexicano- para contener amenazas compartidas. Paralelamente, Washington utiliza presiones económicas y herramientas coercitivas, amenazando con aranceles y obligaciones contraídas, exigiendo respuestas más enérgicas del gobierno mexicano frente a redes delictivas y flujos ilícitos.
México muestra acciones visibles, como extradiciones y despliegues militares en frontera, buscando preservar la cooperación y evitar sanciones. No obstante, persisten fricciones en el ámbito energético y comercial, donde la política de soberanía energética mexicana y los reclamos estadounidenses por presunto incumplimiento del T-MEC podrían escalar hacia nuevas disputas.
Incrementar la cooperación funcional y visible en seguridad plantea más extradiciones, -operativos conjuntos en México- contra el fentanilo y nuevas iniciativas para controlar armas y precursores químicos, persistiendo el uso de aranceles y medidas comerciales como presión, si México no cumple metas específicas o surge algún incidente relevante. Las disputas técnicas y diplomáticas sobre reformas energéticas y el cumplimiento del T-MEC requerirán mesas de negociación, persistiendo la incertidumbre de escalar a sanciones sectoriales si no se resuelven. "Seguirá el argumento sobre soberanía y el alto grado de interdependencia económica sin ruptura estratégica".
Es importante estar atentos a temas clave como cuántas personas son enviadas de México a EUA y sus perfiles. Los acuerdos y declaraciones oficiales entre ambos gobiernos. Comunicados conjuntos, cuando se publican incluyendo compromisos. La creación de grupos de trabajo y planes de acción entre los países. Anuncios sobre comercio, como nuevos impuestos o reglas que afecten a México. Conflictos dentro del T-MEC, como demandas o revisiones técnicas. Incidentes en la frontera, como ataques, vuelos de vigilancia o reacciones del gobierno mexicano que puedan influir en cómo se percibe la soberanía nacional.
Los desacuerdos México-EUA en T-MEC son en "Energía"; México busca fortalecer a Pemex y CFE como su soberanía energética y EUA considera que esto afecta las empresas extranjeras y rompe reglas sobre competencia justa. En "Trabajo", EUA exige cumplimiento estricto de derechos laborales y libertad sindical, donde México avanza en reformas, enfrentando desafíos para aplicarla en sectores como el automotriz. En "Medio ambiente" EUA cuestiona la aplicación de normas ambientales en México. México responde que tiene derecho a regular según sus propias prioridades. "Ambos países han utilizado mecanismos del T-MEC para resolver disputas, aunque difieren en la interpretación de reglas, especialmente en energía y comercio agrícola". Surgiendo esta semana la suspensión de vuelos a EUA del AIFA.
Las recomendaciones prácticas y concretas a realizar son: utilizar una "transparencia operativa con resultados verificables" publicando métricas demostrables sobre secuestros, aseguramientos y destrucción de precursores, decomisos, extradiciones, Indicadores comprobables de contracción de rutas y estructuras delictivas que reduzca presión de EUA. "Crear un canal de comunicación técnico bilateral permanente para energía y comercio" que anticipe objeciones formales del T-MEC y permita negociar mitigaciones antes de que EUA recurra a sanciones. "Bajando la probabilidad de medidas comerciales punitivas".
Aplicar un "Plan de riesgos domésticos" que incluya protección -supervisión de actores judiciales y operativos -implicados en extradiciones y operaciones-. Difundir motivos y beneficios de la cooperación neutralizando narrativa anti-soberanía. Diversificar diplomacia usando foros multilaterales como ONU, OEA y foros hemisféricos acreditados para legitimar acciones y mitigar argumentos unilaterales de EUA. "Evitar fricciones".
Los riesgos para México no son solo el coste político de desplegar fuerzas, extraditar líderes y ceder a presiones. "El problema real estriba en que existen tres interpretaciones significativas y letales en la decisión que se tome: -que se realizó como subordinación a liderazgos políticos internos, a cárteles o a los EUA-".
Debemos encontrar una relación pragmática en la cooperación sobre seguridad evitando presiones estadounidenses por acciones operativas, entregas de personas buscadas, cumplimiento comercial, reduciendo tensiones en soberanía, energía y comercio que pueden derivar en medidas coercitivas, aranceles, sanciones sectoriales si no hay acuerdos claros.
* El autor de esta colaboración es General de División Estado Mayor y Maestro en Seguridad y Defensa Nacionales.