Otro año más.
Otro en que la desventura se viste de color, de aromas, de flores de campo que aunque no queramos, sólo superficialmente habrá simbiosis de esas flores de un día, y las otras celofán, madera y cartoncillo...
Aromas de incienso y cera, otro en que un par de canciones se impregnen de esa tierra humedad, Removida como la añoranza, en medio de la gente en medio de ese sol abrazador.
Queriendo que la tierra que te acogió se acuerde que existimos, nada nos casan, nada nos pesa solo tus años sin tu presencia.
¿Y unos cuántos con la misma pregunta ¿por qué ustedes, y no nosotros? Ir y venir de músicos, de limpia tumbas y recuerdos. El cansancio llega al final, cuando uno siente haber cubierto el deber prometido ¿a quién exactamente? No lo sabemos, solo que en la verbena fuimos los protagonistas.
Y ya nos espera el próximo año, para cumplir lo pactado, con el mismo empeño, pero sin la misma vitalidad por los años sumados.