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LETRAS DURANGUEÑAS

El viejo piano

E. ANTONIO TORRES GONZÁLEZ

El viejo piano

El viejo piano dormita en las tardes de invierno.

A veces una joven desliza sus dedos por las teclas

E inunda la sala de una lluvia imaginaria.

Nuestra fotografía sonríe y levantamos

Nuestras copas con licor de ajenjo...

Apenas humedecemos los labios envueltos

En la brisa de las notas.

Bajo las sombra del viejo álamo

Bajo del puente, el agua lleva la pañoleta roja de mi amada...

Y algunos instantes impregnando mis manos de suspiros.

Como plateados peces, nadamos en círculos junto a la luna reflejada en el río.

Y terminamos abrazados bajo la sombra ondulante del viejo álamo ya casi sin hojas.

Miro tu desnudez

Unos pasos se pierden bordeando el anciano río...

Por los tejados pasan fugaces las sombras de los gatos.

Miro tu desnudez tras la cortina y la farola tiembla como gota de rocío.

Los años han pasado y las mariposas aún me recuerdan el rojo de tu boca.

Dos ríos

Lejos de la aldea se juntan dos ríos de aguas mansas.

La montaña y el cielo también se juntan.

A pasado el tiempo y tus huellas siguen vivas en el agua.

Tu mirada en las nubes desborda la montaña y el canto de los ríos.

Escrito en: Letras Durangueñas viejo, montaña, sombra, piano

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