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Pájaros adivinos

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JUAN EMIGDIO PÉREZ

La encontré sin buscarla. Sucedió porque sentí el influjo del magnetismo que irradia y el aurea de armonía que la envuelve. Ahí estaba esperándome entre decenas de pinturas religiosas, de maestros plásticos del Renacimiento italiano. Como un imán me atrajo y estrujó mi intimidad. Como un alarido de festejo a la vida, me hizo revivir un pasaje de mi existencia: el momento de mi alumbramiento. Con ello se iluminó la noche de mi memoria y estalló la pirotecnia de la imaginación.

Fue a principios del año 2016 en el Museo Francisco Villa, de tu natal Durango. El día de la inauguración por la cantidad de público no pudiste apreciar a plenitud las obras de la Muestra imposible, fue necesario que volvieras. En el segundo recorrido te enfocaste a examinar las pinturas de Caravaggio que te llamaron la atención. La decisión ya la habías tomado, sería el cuadro de La buenaventura (Buona ventura) el que te acompañaría en la historia del próximo texto literario.

Mientras esperan para apreciar la magna exposición, hasta ellos llegan los ecos de la música y los cantos operísticos en la Plaza Fundadores. El silencio se apodera de los asistentes, cuando la soprana voz de una esbelta guía de Los Museos Capitolinos de Roma, se escucha «Este es el museo público más antiguo del mundo. Se encuentra en la plaza del Campodoglio y fue fundado en 1471 por el papa Sixto IV. En este cuadro de «Buona ventura», Caravaggio plasma la escena donde una joven gitana expresa sugestivas predicciones a un joven italiano elegantemente vestido. Ella toma entre su mano izquierda, la diestra del mancebo. Al momento que le habla y lo acaricia con sus ojos de diosa, la mano derecha sutilmente sustrae el anillo del dedo del ingenuo interrogante, que con niña curiosidad percibe la magia de los mensajes. Esta escena de realismo la consigue el maestro, presentando a dos personajes cortados a medio cuerpo donde el efecto de la luz cae generosamente sobre ellos, resaltando el simbolismo de la escena». Sus palabras penetran los ya vulnerados sentidos de Mario que te acompaña y va fijando en su mente los aspectos sustanciales de la pintura, y los pega como si fuera en un álbum de estampas escolares. La soprana voz continua su atractiva información: «Buona ventura, es la primera composición con más de una figura que realizó Caravaggio y empezó a darle fama a su nombre. Con ella deja de lado los temas religiosos e introduce la temática de género, que consiste en plasmar escenas de la vida cotidiana y así alertar al público observador sobre lo que le puede suceder en la calle. Además, de la fuerza que irradia, la pintura atrae por la armonía de sus formas: "lo pequeño es a lo grande como lo grande es al todo"». La culta y sensual guía al pronunciar la frase te mira motivándote a comparar esa expresión con tu vida cotidiana. Tus ojos miran el piso y ven a la pequeña hormiga que instintivamente busca su alimento. Levantas la vista y eres otra hormiga en el escenario visible del universo. Los griegos le dieron el nombre de Phi a esta ley universal.

Escrito en: Letras Durangueñas público, Caravaggio, Como, pinturas

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