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México, de mil amores

GABRIELA A. LÓPEZ RÍOS

Estoy enamorada de nuestra cultura, y hoy más que nunca me frota el amor porque acabo de llegar de un viaje que hice a Oaxaca y Chiapas. Les platico que mi tesis está inspirada en los textiles mexicanos y aprovechando las vacaciones les metí en la cabeza a unas amigas la idea de irnos de viaje a estos maravillosos lugares. De verdad que parece que tengo un mes de novia con Oaxaca y Chiapas, porque llegué encantada y con ganas de volver las veces que pueda.

Desde sus paisajes hasta el más mínimo rincón de sus calles, un gran folclor de día y noche, pareciera que nadie duerme en estas ciudades. En Oaxaca aprovechando la Guelaguetza, pudimos apreciar los bellos trajes de las tehuanas que al igual se paseaban por el zócalo como si anduvieran en pijamas.

En mi carrera aprendí acerca de la elaboración, colores y las piezas que se realizan, así como su significado. Son piezas extremadamente elaboradas, todo el trabajo es manual por lo tanto artesanal, cada color, cada estampado o dibujo tiene un significado profundo (que tiene que ver con las teorías del universo y el amor a la tierra y naturaleza). Se elaboran en un telar de cintura que pueden tardar meses en terminar una prenda. No hay nada como verlo, tocarlo y poder apreciarlo en persona, desde el ambiente que se vive, su idioma y cada una de sus artesanías. Todo es extremadamente barato, a pesar de la elaboración y delicadeza, claro que depende de cada artesanía pero aun así son precios accesibles.

En San Cristóbal de las Casas es donde se visten diariamente con piezas muy trabajadas realizadas por ellos mismos. Dictan su propia tendencia, aunque más bien es una tendencia atemporal, pues para ellos más que tendencia es tradición.

Quedé sorprendida porque aparte de que utilizan sus piezas básicas las combinan con prendas comunes e inventan la manera de colgarse el rebozo, desde cinturón, faja o hasta para cargar al niño. No utilizan cualquier tipo de tela, sus prendas están hechas de satín, lana y algodón de los más finos, todo está lleno de color y perfecto tejido. Creo que es tiempo de empezar a valorar nuestra cultura y sobre todo apreciarla, primero hay que conocer lo que tenemos y verán que después ya no querrán cambiarla por nada.

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