Editoriales

Presidente polígamo (II)

El Comentario de Hoy

FRANCISCO AMPARÁN

 C Omentábamos ayer que sobran sociedades que empeñan alma, corazón y vida para tratar de ganar la sede de algún evento de alcance global, especialmente una Copa del Mundo de Futbol o unos Juegos Olímpicos. Y que mucho del esfuerzo realizado con ese fin se tiene por bien ejercido, tomando en cuenta las ventajas y bondades que se derivan de una candidatura exitosa: la promoción turística, la infraestructura urbana y deportiva que se ha de construir, el prestigio que eso conlleva, el respeto e imagen que se pueden lograr. Y en algunos casos, una sede de ese tipo puede servir hasta como inversión a largo plazo: la ciudad de Calgary, Canadá, no sólo pagó rápidamente sus instalaciones deportivas y de alojamiento para los Juegos Olímpicos de Invierno de 1988; sino que les sigue sacando ganancias. (Volteando el chirrión por el palito: Montreal continúa pagando la deuda contraída para las Olimpiadas de 1976, probablemente el peor negocio de la historia contemporánea). El caso es que, como todo en la vida, el ser sede de un evento de esa envergadura tiene sus ventajas y desventajas. Por un lado, uno puede dar a conocer las bellezas, costumbres, tradiciones y bondades de un país. Pero por otro, las peculiaridades y manías de esa sociedad reciben una atención que de otra manera nunca hubieran sido tenidas muy en cuenta. Nada más pregúntenle a Díaz Ordaz. Sudáfrica obtuvo la sede de la Copa del Mundo de este año en parte porque la mafia de Joseph Blatter quería darle por su lado al África; en parte porque se quiere lanzar un mensaje de optimismo procedente de un Estado que hace 20 años era un paria en la comunidad internacional; y en parte para que se vea que no toda África es un fracaso, a medio siglo de que muchos países de ese continente alcanzaron la independencia. Pero ello implica que los reflectores se dirijan con mayor intensidad a lo que ahí ocurre. Que no siempre es explicable o incluso aceptable según los usos y costumbres del resto del globo. Por ejemplo, en muchas partes fue recibida con estupor la noticia de que el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, se acaba de casar por quinta ocasión. Efectivamente, Zuma, de 67 años, se unció el dulce yugo con una mujer de 37, con la que ya tenía tres hijos. Para ello, celebró una típica fiesta de la nación zulú, con danzas a tamborazos, sacrificio de ganado y toda la cosa. Quizá habría que aclarar que, contando a la más reciente, Zuma sólo tendrá que cumplirle a tres esposas. De la tercera se había divorciado en 1998, y la cuarta se suicidó en el 2000. Pero la poligamia en un país con altísimos índices de VIH; y el que un presidente se case con una mujer que podría ser su hija, como que no son costumbres muy asimilables por el resto del mundo. Y pueden crear, al revés de lo que se pretende, una imagen negativa. Por eso el andar siendo sede de esos acontecimientos puede resultar un arma de dos filos. Razón de más para que Torreón no busque la sede para las Olimpiadas del 2114. Digo, por si a alguien se le había ocurrido.

Escrito en: sede, Pero, tiene, evento

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas