Editoriales

Las dos varas de la justicia

Mirando a Fondo

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

Es de hacer notar cómo de manera cotidiana comprobamos la terrible desigualdad que reina en nuestro país, muy especialmente en el renglón de la justicia. No obstante que nuestra Constitución y las leyes secundarias establecen la igualdad de todos los mexicanos ante la ley, hasta nuestros días esto no ha dejado de ser un buen propósito que no se cumple en la realidad.

En este nuestro México un país tan sui géneris, la aplicación de la ley reviste una serie de variantes atendiendo siempre a la calidad del sujeto que demanda justicia o que sea víctima de una injusticia. Si el demandante o agraviado ocupa un lugar preponderante en la comunidad ya sea por su riqueza o estatus político social recibirá en su caso un trato muy especial.

La maquinaria de la justica en este México las más de las veces se doblega ante el poder y el dinero. Si se trata de un pobre o clasemediero el quejoso o agraviado, no habrá investigaciones ministeriales ni forenses, para que en tiempo y forma sean aportadas las pruebas o evidencias que permitan procesar y condenar al delincuente. Para las víctimas que son pobres y sufren un daño delictivo, la justicia no opera. Ésta se vuelve un laberinto burocrático y pesado, imposible de alcanzar.

Pero si se trata de un poderoso, las cosas cambian. Es muy difícil que entre o, en su caso, muy fácil de que salga. Tan es así, que de cada cien delitos que se cometen en el país, únicamente nueve llegan a un juez, y en donde tratándose de un procesado rico, éste más que temprano que tarde logrará evadir la aplicación de la ley. Es aquí en donde radica la impunidad que azota a nuestro México.

Pero tratándose de un ciudadano común y corriente, de un obrero o de un campesino es muy difícil, si no que imposible, se le imparta justicia pronta y expedita tal como lo exigen las leyes; sin embargo, tenemos a la vista el caso de Salvador Cabañas, futbolista del equipo americanista, cuyo atentado ha venido siendo presentado de manera machacona en todos los medios y en las pantallas de televisión.

En el caso de este deportista, la maquinaria de la justicia se ha mostrado muy pronta y expedita. Los funcionarios de la Procuraduría del Distrito Federal recorren mañana, tarde y noche los estudios de los noticiarios televisivos tratando de explicar los hechos. Son estos mismos funcionarios que con el pueblo llano se muestran inaccesibles, déspotas, distantes y altaneros, ahora se exhiben obsequiosos y sumisos y arrastrados ante los inquisidores electrónicos.

Se ha cumplido una semana que la televisión nos sigue proyectando un video de los sanitarios en donde el futbolista sufrió el atentado, lo que tiene materialmente secuestrados a los televidentes, quienes como hipnotizados miran expectantes unos sanitarios.

Y sin embargo, cuántos homicidios tiene la PJDF pendientes de resolver, cuántos robos; cuántas violaciones y no hace absolutamente nada. ¿Saben ustedes por qué no hacen nada?: por la sencilla razón de que las víctimas son personas pobres o clasemedieras despauperizadas sin relevancia social alguna. Así instituye la regla cardinal del sistema judicial mexicano: en tratándose de pobres, las víctimas al pozo, los familiares de las víctimas al desamparo, los delincuentes en las calles y todos en santa paz.

Como se podrá ver, la justicia en México usa dos varas para hacer justicia con base en el tipo del agraviado o demandante: si son pobres al archivo; pero si son ricos o famosos, toda la maquinaria judicial se pondrá a sus órdenes. También los medios.

Comentarios:

"El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan".

Pablo Neruda (1904-1973)

Poeta y escritor chileno

Escrito en: justicia, víctimas, México, caso

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