DICEN QUE lo último que se puede llegar a perder es "el derecho al pataleo", esto es, hacer hasta el derecho a que se nos permita hacer hasta el último esfuerzo para protestar por algo con lo que no estamos conformes.
NO PERDER EL ÁNIMO ni el espíritu de lucha, ni claudicar, no obstante que las cosas no salgan como uno quisiera, es una de las formas de mantener la fortaleza frente a la adversidad.
POR ELLO ES LASTIMOSO lo que pasó el jueves pasado durante el juego de futbol entre el Santos y el Toluca: una total falta de solidaridad de los propietarios del Territorio Santos Modelo, y que se deslindaron no muy elegantemente que digamos, de los problemas de seguridad que padecemos.
IGUAL DE TRISTE fue la actitud que asumió TV Azteca durante el desarrollo del encuentro deportivo cuando prohibió a toda costa, que sus cámaras de televisión transmitieran la más mínima señal de protesta de los aficionados con relación a la criminalidad que nos abate. De esta manera ambas empresas evitaron por sus propios pantalones, que el resto del país se enterara de lo que nos está pasando como sociedad.
EN ESTOS DIFÍCILES MOMENTOS las dos empresas, una la televisora que vive de una u otra manera de los televidentes que le dan el "rating" y la otra, la cervecera, que también vive, crece y gana dinero del público que paga los boletos en la taquilla y que consume el dorado líquido, técnicamente traicionaron y abandonaron al público que las favorece, dejándolo sólo en momentos que más necesaria es la solidaridad y el apoyo de todos con todos.
PERO SI LA SOCIEDAD en su conjunto no puede quedarse expectante o paralizada ante los terribles sucesos que la agobian, menos deberían hacerlo las grandes empresas que viven precisamente del dinero que recolectan de todos y que además, forman parte de la misma sociedad en donde se desarrollan.
MUY MAL SE VIERON la Cervecería Modelo y Televisión Azteca, cuando dieron muestras de su insensibilidad y falta de solidaridad respecto del pueblo que les da las utilidades de que disfruta, y al que trataron de negarle hasta "el derecho al pataleo".