Nuestro país está asolado ahora por todos los males que derivan de la violencia criminal.
La corrupción y la impunidad prevalecen sobre el imperio de la ley, y el orden jurídico parece letra muerta.
El pesimismo y la desesperación se apoderan de nosotros, pues la vida cotidiana se nos ha vuelto aventura peligrosa.
Debemos, sin embargo, mantener la confianza en México y la fe en nosotros mismos.
Tiempos aún más oscuros ha conocido nuestra patria, y de ellos ha salido para seguir buscando el modo de ser una casa mejor para sus hijos.
Con nuestro amor a México, con nuestro trabajo diario y nuestra participación en la vida de la comunidad, procurando con empeño la justicia para todos, haremos que este país vuelva a ser un lugar de paz y bien.
¡Hasta mañana!...