Kiosko

Octavio Paz o la pasión intelectual

Como un anticipo del ya cercano centenario del prestigiado poeta, este año Enrico Mario Santí publicará su anunciada biografía sobre Octavio Paz (1914-1998). Para los lectores de nuestro Premio Nobel -digamos de paso- el nombre del profesor de la Universidad de Georgetown no es desconocido; desde hace décadas es referencia obligada en el tema. Sus estudios críticos sobre Libertad bajo palabra, El laberinto de la soledad y, entre otros, El arco y la lira, le han valido un amplio reconocimiento académico y cultural.

Así, el recuento de los días de Octavio Paz nos llevará indudablemente al más importante ejercicio intelectual del México del siglo XX. Porque nadie como él abarcó tal variedad de temas -ni siquiera Vasconcelos o Reyes-, tarea titánica que desarrolló a través una prosa en donde la intuición poética y la reflexión profunda se entrelazan magistralmente. Para encontrar un par suyo en el mundo hispano hay que ir más lejos: hasta José Ortega y Gasset, el filósofo español que tanto habría de influir en aquel muchacho de ultra mar.

De su amplio repertorio ensayístico, cada lector hará su propia selección. El sentido íntimo de López Velarde, la sugerente imagen de las letras japonesas, las aportaciones plásticas de Posada y Velasco, los contextos de Sor Juana, las visiones de Tamayo, Machado, Pessoa, Buñuel, Borges...Pintura, Literatura e Historia son los puntos cardinales de su obra enciclopédica. Y esto sin hablar de su dilatada cualidad poética: Piedra de sol, Nocturno de San Ildefonso, Blanco (recientemente reeditado mediante las nuevas tecnologías), Ladera Este, Salamandra...

Y más allá de las lecturas personales, la discusión erudita acerca de su obra ha contribuido también a mantener vigente (no todo lo que su producción merece, es cierto), la conversación con Octavio Paz. Guillermo Sheridan, Enrique Krauze Anthony Stanton y Albero Ruy Sánchez destacan al respecto. No hace mucho, permítaseme añadir, leí un lúcido ensayo de Soledad Loaeza, "Octavio Paz en el debate de la democratización mexicana", muy útil para acercarse a dicha relación, cuyas contribuciones le acarrearon a Paz lo mismo muchos seguidores que muy radicales distanciamientos. Secuelas de su auténtica pasión intelectual.

En Durango se ha dialogado también permanentemente con el autor en cuestión. Y desde hace un buen tiempo. En 1990, por ejemplo, en ocasión de habérsele otorgado el prestigiado galardón en Suecia, organizamos en la Casa de la Cultura una Mesa redonda a propósito de sus páginas. Recuerdo ahora a María Rosa Fiscal entre los expositores. Esa tarde-noche se leyeron también algunos de sus poemas más emblemáticos. Y de igual manera, en 1998 tuvo lugar un homenaje luctuoso en el mismo recinto dedicado a su memoria, ahora bajo la coordinación de la Sociedad de Escritores. Conferencias, cursos, comenta-rios en la prensa audiovisual y escrita han difundido entre los durangueños gran parte de su trabajo literario.

¡Y qué agradable era ir en los años ochenta, mes a mes, por la revista Vuelta a la Librería de Cristal! Descubrir a muchos nuevos autores o al menos desconocidos entonces para nosotros: Kundera, Cioran, Berlin; y volver a pasar por las hojas que reseñaban a Neruda, Alberti, Gorostiza, dentro de un enorme listado de creadores y pensadores de todo el planeta. Detenerse por unos momentos en el recuadro artístico que casi siempre ilustraba su portada en fondo blanco.

Leer a Octavio es, en suma, recorrer una galería de posibilidades estéticas y reflexivas. Esperemos pues lo que nos va a contar de su vida, en fecha no lejana, libro tan prometido y tan esperado. Una vez platiqué personalmente con el maestro Paz en el Colegio de México. Le agradecí los ensayos que escribió sobre Silvestre y José Revueltas (OJL).

Escrito en: Octavio, muchos, ahora, pasión

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Kiosko

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas