El trastorno bipolar constituye la tercera parte del grupo de patologías conocidas como trastornos del humor, y su mayor impacto estriba en que se presenta en la etapa más productiva del individuo, informaron especialistas del IMSS.
Este trastorno afecta más entre la segunda y tercera décadas de la vida, de ahí que se le considere un serio problema de salud.
Las personas que lo sufren de un día para otro presentan episodios de depresión o bien de euforia desmedida, o ambos, de ahí que existan clasificaciones internacionales que tipifican a la bipolaridad en fases de manía e hipomanía.
Estas se caracterizan por alegría extrema, desinhibición y en contraparte, las depresivas o en su caso, mixtas, estas últimas con la coexistencia alternada de las fases ya señaladas, indican los médicos.
El paciente puede ir de la anedonia o incapacidad para experimentar placer por cosas que en algún momento le agradaban a la dificultad para dormir, para alimentarse y para concentrarse, o se torna irritable, poco tolerante y tiende al aislamiento social.
En cambio, cuando se entra en la fase de manía o hipomanía, la persona experimenta una alegría intensa, más allá de la que naturalmente cualquiera podamos presentar.
A la par, el paciente puede desinhibirse sexualmente, tiende a ser provocativo y recurrir a actos sin sentido, como por ejemplo comprar un coche, o bien hacer gastos extremos.
En el origen de la bipolaridad existe un fondo genético; hay evidencia que avala que la predisposición genética juega un papel muy importante, por lo que no es muy fácil, desde el punto de vista práctico, prevenirla.