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Los Ángeles, raigambre de Durango

VERÓNICA CASTRO BOJÓRQUEZ

Sin lugar a dudas el Templo de los Ángeles es de los que más raigambre tiene dentro de la sociedad duranguense, el cual fue construido a principios del siglo XIX, 1809, pero sería hasta 1847 cuando se terminaría la primera etapa constructiva.

En 1807, el coronel José Jerónimo Hernández solicitó permiso al comandante general Nemesio Salcedo para la construcción de un templo dedicado a la Virgen de los Ángeles, igual solicitud se le hizo en 1809, al entonces obispo de la diócesis de Durango, don Gabriel Olivares y Benito.

En el año de 1845, el coronel Hernández, deseando seguir con la construcción, solicitó la revalidación de los permisos concedidos por la autoridad años atrás, continuó con ellos, pero al no poder seguir por falta de recursos económicos para ello, se vio obligado a pedir limosna por todo el estado de Durango.

El edificio tuvo su origen en el cambio de la orden religiosa que originalmente estuvo en la parroquia de San Juan Bautista de Analco y que también tenía gobierno en la de la Virgen de los Remedios, ubicada sobre el cerro del mismo nombre.

A principios del siglo XIX, la ciudad de Durango llegaba entonces por el lado poniente hasta lo que hoy son las calles de Fénix, Dolores del Río, por el lado de lo que antiguamente fue el barrio de La Costa, es decir, al noroeste de la ciudad, donde hoy se ubica la colonia Silvestre Dorador, más conocida como Obrera, eran terrenos pertenecientes al rancho de Morga, por ese rumbo y al poniente, el predio conocido como rancho de La China.

En 1847 se terminó el edificio que entonces era de una sola nave y sería hasta fines del siglo XIX, cuando se decidió hacerlo de tres naves, como hasta la fecha perdura.

Se contrató para ello al mejor maestro cantero y sentador de torres que había en Durango, Benigno Montoya Muñoz y sus familiares, quienes concluyeron su trabajo en 1897, pero no únicamente se construyeron la portada principal, las torres y la cúpula, sino que el trabajo artístico de cantera de Montoya va más allá, es decir, construye el ciprés o altar mayor, dedicado a la Virgen de Los Ángeles, patrona del templo así como dos altares laterales y hay quien asegura que las pinturas que estaban en las pechinas, bajo la cúpula donde estaban los cuatro evangelistas, también eran de él. Desafortunadamente, dichas pinturas al temple, no hace muchos años, fueron cubiertas con pintura blanca; éstas todavía aparecen en postales de los años cuarenta. Dicho templo fue puesto al culto y al público mediante la dedicación que hizo el arzobispo Zubiría y Manzanera.

ARQUITECTURA NEOCLÁSICA

Su arquitectura predominante en la portada principal del templo es neoclásica, de dos cuerpos y remate. En este conjunto se pueden apreciar en la primera entrada, misma que es de arco de medio punto, muy sencilla. Sobre el dintel una cartelera queda al centro de una moldura a manera de frontón, inmediatamente arriba está otra moldura que sirve de división entre los dos cuerpos. El segundo cuerpo es sencillo, solamente hay un par de pilastras a cada lado de la ventana coral, que es rectangular con un frontoncillo roto donde emerge un monograma con las iniciales entrelazadas de la Virgen María Reina.

El remate es interesante, afirma Benjamín Torres Vargas, y que del frontón roto emerge un pedestal que en su base tiene marcada la fecha de 1897, sobre el pedestal está la “virtud teologal” que corresponde a la esperanza, es decir, una figura femenina que porta un ancla. A los lados del pedestal hay dos angelillos Montoya, en una posición que mucho gustaba hacer el maestro y que de ello hay muestra de tres figuras de ángeles niños en el Panteón de Oriente, en una actitud de displicencia o desgano muy de niños, apoyando la cabecita sobre una mano y con las piernas cruzadas, sin embargo, es reconocido por Montoya Muñoz el talento que imprimió en estas obras.

Sus dos torres son de inspiración neogótica, de un cuerpo, cupulín facetado terminado en agujas rematadas por linternillas labradas, que a su vez sostienen cruces de herrería, el tambor contiene claraboyas es ochavado, alrededor del cupulín hay flamas, algunas rotas. Los vanos del campanario son arcos de medio punto, aunque en el intradós se puede apreciar una ondulación dando la impresión de ser un arco trilobulado, detalle que sólo puede ser apreciado si se mira desde abajo, la herrería de los balcones es sencilla y sobre la cornisa bien moldurada la rematan unos florones. Bajo las torres hay ventanas rectangulares que están al mismo nivel del segundo cuerpo de la portada principal, dando luz a la escalera que va al campanario.

La cúpula sobre el crucero es de tambor circular con ventanas rectangulares y cimborrio de media naranja coronada con una linternilla ciega que sostiene una cruz de hierro; el desplante del templo, aunque en su interior tiene tres naves pequeñas y ello da la impresión de ser un rectángulo, su estructura es en forma de cruz latina.

A los lados del templo están las construcciones que dan al claustro del convento, siendo éstos de más reciente edificación.

BENIGNO MONTOYA Y SU OBRA

El ciprés de Montoya dedicado a la Virgen de los Ángeles, realizado en cantera blanca, es una de las mayores obras que se le conocen, el estilo neogótico sustentado ahí causa perplejidad por tan sutil elegancia y un portento de equilibrio estético.

El labrado de las columnas de los lados, cuyos fustes están divididos por diez cuerpos superpuestos, cada uno tiene arcadas ojivales en círculo, sólo una banda que las abraza y las une con el expositor central y de ahí mismo se desplantan agujas flamígeras que rematan dichas columnas.

En todo el conjunto hay cinco ángeles, dos a cada lado en los extremos y tres coronando el altar, todos llevan rosas, de hecho, todo el altar está cubierto de estas flores que eran las preferidas de Montoya y que las esculpía con maestría, nadie como él para deslizar el cincel sobre la cantera durangueña. Otros elementos muy característicos de estas esculturas pétreas y que corresponden a este estilo, son las flores de lis, algunas muy estilizadas pero siempre presentes, así se pueden ver en el intradós del expositor, coronando la cúpula facetada del altar, sobre las flamas y también se ven realzadas sobre las caras de los paños.

Las celosías de las bases de las columnas están labradas con armonía y profusión, conjugándose con los muy pocos espacios vacíos que hay sobre el altar; las hojas de acanto estilizadas de tal forma que más parecen flores abiertas a manera de rosetón, los angelillos que están en los extremos, están sentados sobre una de estas hojas de acanto mencionadas. Después de esta obra se cree que le seguiría la del altar de San Agustín y el Templo de San Martín de Porres, que son de la misma mano y genio. Para quien desee hacer estudios más profundos de este notable artista de la cantera, estas obras serán, sin duda, un material insustituible.

En los laterales del crucero están dos altares adosados a la pared, uno dedicado a San Francisco y el otro a San Antonio, también son de estilo neogótico labrados en cantera por el mismo Montoya, sus elementos son armónicos y se conjugan con la iconografía general del templo. La predela tiene ángeles que flotan y sostienen con las manos una cartela donde se lee: “Fidelis beatus”.

Dentro de las naves laterales, que son más bajas que la central, hay un misterio de la Virgen, todos en magníficas condiciones de conservación aunque no son muy antiguos tienen un gran valor para la iconografía de la iglesia, un templo donde se manifiesta la magnificencia de la cantera blanca de Durango. (Datos proporcionados por la revista “Alarife”)

FICHA TÉCNICA

CONSTRUCCIÓN: A principios del siglo XIX.

CONCLUYÓ: En 1847.

ORIGEN: En el cambio de la orden religiosa que originalmente estuvo en la parroquia de San Juan Bautista de Analco y que también tenía gobierno en la de la Virgen de los Remedios, ubicada sobre el cerro del mismo nombre.

PROMOTOR: José Jerónimo Hernández, quien solicitó permiso al comandante general Nemesio Salcedo para la construcción de un templo dedicado a la Virgen de los Ángeles.

ARQUITECTURA: Neoclásica.

ARTE: El lugar cuenta con obra de Benigno Montoya Muñoz.

Escrito en: están, templo, Virgen, Montoya

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