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Tres cantos nocturnos en busca de una mujer

RAFAEL HERNÁNDEZ PIEDRA

Cuando la noche es un cálido abrazo

Oscuro, de invitación al sueño,

Busco aquellos barcos negros sin dueño

Que un día me llevarán a tu regazo.

Encuentro al fin una brillante vela

En este paisaje de tinta lleno,

Es de un barco que ha dejado la estela

A la invitación nocturna de tu seno.

Para llegar a un perfecto instante,

Tomo el rumbo de una estrella triste

Donde el sueño sea un duro diamante,

Transparente, como agua clara del río

O el pensamiento blanco de un niño

Que cerró los ojos al sueño mío.

II

Palabra cálida, viviente, sana.

Te pregunto con mis ojos de temor

Una cosa que parece lejana:

Estrella, cielo, o quizás el amor.

Tu palabra me acaricia, ardiente,

Sedienta, como una planta a la tierra;

O una hoguera roja, de frío ausente;

O algo que por lejano me aterra.

Deja que mis ojos lleguen a tí

Para beber de esa agua clara, limpia,

De tusbrazos, tus labios y tu cuerpo.

Y que mis manos hagan un verso azul

Para dejarlo en un lirio pálido

Junto a tu voz, verde de mar callado.

III

Amiga la tarde es un pájaro gris

Lleno de perdidas palomas oscuras,

De cantos grabados en piedras duras,

Es un ágil aleteo de perdiz.

El momento se nos queda en las manos

Como un poema que se ha olvidado;

Sólo queda un recuerdo pesado

Como los rectos mandamientos humanos:

Como esa amistad tuya y mía

Que es una cadena fina de rocío

Atada a nuestra sana alegría.

Viene la noche a gritos de lucero

Y la tarde se va con tu recuerdo

En ramos de olivo y barcos de acero.

Escrito en: ojos, agua, barcos, sueño

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