El regreso al Estado interventor

 P Or muchos años, México ha estado a la espera de esos cambios que detonen de una vez por todas en un desarrollo económico, energético, político y social. Sin embargo, ni los llamados gobiernos de alternancia han podido ser suficientes, toda vez que los consensos y debates únicamente han sido concentrados en intereses partidistas y de grupo, mientras las necesidades primordiales de la sociedad siguen siendo excluidas.

La premura por implementar las reformas estructurales del presidente Enrique Peña Nieto, ha llevado a los observadores extranjeros a la confusión, pero a la sociedad mexicana al desencanto antes de que las mismas se ejecuten en su totalidad. Ahí está por ejemplo la hacendaria, que desde su promulgación no ha dejado de ser blanco del cuestionamiento y la inconformidad social.

Los cambios a nuestra Constitución propuestos por décadas, hoy se cocinan al vapor y no se avizoran las bases legales que puedan cimentar ese país moderno y democrático, que ciertamente todo mexicano siempre ha anhelado; la realidad, es que entre los buenos propósitos y las leyes secundarias que hoy dicen debatir en el Congreso de la Unión, existe un profundo precipicio hacia donde se derrumba cada uno de esos sueños.

Al igual que con otras, el rechazo a la iniciativa de leyes secundarias de telecomunicación enviado por el ejecutivo el pasado 24 de marzo al Senado de la República, exhibe una vez más la mala adaptación y el fracaso de aquella parodia política que resultó ser el Pacto por México. Hoy, académicos, organismos no gubernamentales y defensores de la libertad de expresión, cuestionan dichos reglamentos que sólo son normas regresivas.

Ya lo dijimos anteriormente y no es un clamor personal: el intento por controlar los contenidos informativos y los espacios ahora de las redes sociales en Internet, en aras de la "seguridad nacional", no demuestra otra cosa que ese temor, al que únicamente pueden aplacar con un vulgar despliegue de poder, retrocediendo brutalmente al arcaico autoritarismo.

Las restricciones pretendidas al Instituto Federal de Telecomunicaciones; el retorno de facultades a la Secretaria de Gobernación para controlar, vigilar y calificar contenidos; el control a favor de los gigantescos monopolios de la comunicación; además de la censura en el ciberespacio, son temas bastante delicados como para sujetarse a ser moneda de cambio entre las fuerzas políticas.

En el debate sobre la iniciativa de las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones, no existe de ninguna manera un espacio para la opinión de la sociedad civil. Tan sólo cinco organizaciones académicas y ciudadanas fueron invitadas a los foros organizados por el Senado para discutir el tema, contrastando así con la voraz treintena de concesionarios convocados.

Todo está muy claro: la prisa, es acumular reformas para la imagen gubernamental y legislativa, sin importar la opinión pública y el riesgo de cualquier costo político. En el Congreso y el Senado, hay un evidente proclive al dinero y un total desinterés por el verdadero debate; en sus agendas, se priorizan únicamente los intereses de cúpulas partidistas y nuca los de la ciudadanía.

Los cambios a la Constitución deben ser medidos en base a resultados, que no por aprobarse por la vía "fast track" necesariamente tengan que ser exitosos. Desde el retorno del PRI al gobierno federal son cada vez más las voces de inconformidad, y hoy con lo que se pretende hacer en materia de telecomunicaciones, simplemente se ambiciona reinstaurar aquel Estado autoritario e interventor.

EN LA BALANZA.- Uno de los mejores eventos dentro del Festival de las Artes Ricardo Castro, fue el concierto del pasado miércoles con la presentación del veterano grupo de rock originario de Guadalajara, "Cuca". Esta agrupación musical, a más de 20 años de carrera jamás había pisado la ciudad de Durango. CERROS SECOS Y PELONES... El ayuntamiento de Gómez Palacio anda fallando con la información en su sitio web oficial, pues en él no se ofrece ningún dato relacionado con la percepción salarial de quienes trabajan para la actual administración, a diferencia de otras ciudades de la zona Metropolitana de La Laguna, como Torreón.

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