N O es casualidad que los papas Juan XXIII y Juan Pablo II vayan a ser canonizados el mismo día y ante las miradas de dos mil millones de personas que seguirán paso a paso la ceremonia de Roma a través de los más diversos y modernos medios de comunicación.
Ambos personajes tienen muchas diferencias entre sí. Juan XXIII fue italiano mientras que Juan Pablo II polaco. El primero llegó al trono de San Pedro a los 76 años, en plena senectud, mientras que el segundo, a sus 58 años de edad, fue el pontífice más joven del siglo veinte.
Angelo Roncalli (Juan XXII) no completó ni cincos años de pontífice mientras que Karol Wojtyla se extendió en el cargo durante 27 años para completar el tercer período más largo en la historia de la Iglesia Católica.
Pero al mismo tiempo las semejanzas y coincidencias son tantas que en definitiva fue un acierto elevarlos a la calidad de santos en la misma ceremonia en la que por cierto estarán presentes dos papas vivos en un hecho más sin precedente: Francisco y Benedicto XVI.
Entre las similitudes de los nuevos santos destacan dos: ambos llevan el nombre de Juan y ambos realizaron transformaciones profundas al interior de la Iglesia Católica.
Apenas a tres meses de su elección, Juan XXIII sorprendió al mundo entero al anunciar el XXI Concilio Ecuménico que después fue conocido como Concilio Vaticano II y que transformó la forma de celebrar la liturgia, acercó la Iglesia al mundo y creó un nuevo ecumenismo.
Juan Pablo II fue a su vez un luchador incansable de la paz, de la libertad religiosa y del derecho a la vida en todo el mundo. Su experiencia de vivir bajo el comunismo lo convirtió en un enemigo acérrimo de los regímenes autoritarios y por ello se le atribuye buena parte de la caída del Muro de Berlín y el bloque soviético en 1989.
Ambos vicarios de Cristo fueron además extremadamente populares. A Juan XXIII se le conoció como "el papa bueno" mientras que a Juan Pablo se le calificó como el "papa viajero" al visitar 129 países durante su pontificado. De los más importantes sólo le faltó viajar a China y Rusia por la oposición que encontró al intentar visitarlos.
Curiosamente los dos fallecieron en los inicios de su novena década, Juan XXIII a los 81 años y Juan Pablo II a los 84, y tuvieron como sucesores a cardenales que al iniciar sus respectivos cónclaves cardenalicios figuraban como amplios favoritos a ser designados papas, a saber Giovanni Montini (Pablo VI) y Joseph Ratzinger (Benedicto XVI).
Lo que resulta verdaderamente sorprendente de la ceremonia de canonización del próximo domingo 27 de abril que iniciará a las 10 de la mañana en la Plaza de San Pedro, es el despliegue mediático que alcanzará en el plano mundial.
El evento que presidirá el Papa Francisco se transmitirá a través de cientos de estaciones de radio, televisión, en 500 salas de cine de varios continentes, por YouTube en vivo y por las cuentas de Twitter, Facebook e Instagram de El Vaticano y de millones de fieles que constantemente harán llegar los mensajes, fotos y videos de la solemne misa de canonización.
Se utilizarán nueve satélites para poder entregar las señales de televisión en alta definición contra los tres satélites que operaron durante los recientes juegos olímpicos de Sochi.
Se calcula una audiencia global de más de dos mil millones de personas lo que podría convertirse en el evento más seguido de la historia contemporánea. La entrada a la Plaza San Pedro será libre y salvo las secciones dedicadas a la curia romana y a los invitados especiales, los espacios más cercanos estarán disponibles para quienes arriben más temprano.
Valdrá la pena desvelarse un par de horas este domingo en la madrugada para ser testigos de esta celebración histórica para el mundo católico y en especial para los mexicanos por el gran cariño que cosechó Juan Pablo II a lo largo de sus cinco viajes a México.
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