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El dilema: empleo o migración

JULIO FAESLER

"Las fronteras están abiertas al comercio, dinero y tecnologías, pero tratándose de gente hay restricciones, discriminación y abusos, dejándolas en situaciones de alta vulnerabilidad", dijo el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, al hablar a nombre del Papa Francisco en el "Coloquio México-Santa Sede sobre la Movilidad Humana y Desarrollo" que se celebró esta semana aquí en México con la asistencia de funcionarios gubernamentales y prelados.

Continuó diciendo: "En nuestro mundo globalizado el intercambio de comercio y finanzas no conlleva automáticamente una mejora en los niveles de vida de la población ni el aumento de la riqueza. Las naciones más avanzadas en lo económico y social deben su desarrollo en gran parte a los inmigrantes".

Desde el inicio de su pontificado el Papa Francisco ha expresado una gran preocupación por el doloroso fenómeno de la migración en todo el mundo. Casi de inmediato visitó la isla de Lampedusa, punto de constante arribo de miles de africanos que llegan a Italia buscando subsistencia.

En su discurso en la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el Papa expresó que las políticas de mercado libre priorizan al capital sobre los humanos generando desesperanza al lado de riqueza.

Ahora en el Coloquio el Papa hizo llegar un mensaje claro y firme a los países de América que compartimos los dramas de la migración.

"Es necesario un cambio de actitud hacia los migrantes y refugiados por parte de todos. Pasar de una actitud de defensa y de miedo, de desinterés o de marginación que, al final, corresponde precisamente a la cultura del descarte, a una actitud que tenga a la base la mejor cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor".

"Me urge además llamar la atención sobre decenas de miles de niños que emigran solos, no acompañados, para escapar a la pobreza y a las violencias; esta es una categoría de emigrantes que, desde Centro América y México, atraviesa la frontera con los Estados Unidos de América en condiciones extremas, en busca de una esperanza que la mayoría de las veces resulta vana. Ellos aumentan de día a día."

México no ha dado la mínima garantía de vida a los migrantes. Por el contrario, de manera increíble las autoridades han alentado que cientos de miles de centroamericanos a que emprendan un peligroso viaje en el lomo de la Bestia, un ferrocarril de carga, que parte de Chiapas rumbo a los Estados Unidos. Entre los que hacen el viaje hay niños que quieren reunirse con sus familias o huir de mortales peligros diarios.

La heroica tarea de atender a las necesidades más elementales ha recaído en cientos de organizaciones formales o informales o entidades religiosas como los padres Scalabrini, orden fundada para dedicarse a los migrantes, y que desde hace años trabaja en México.

Ante el grave problema que Obama y otros políticos han descrito como la "situación humanitaria urgente" que se desenvuelve en la frontera de México con Estados Unidos, el secretario de Gobernación anunció que ya no se va a permitir que los migrantes usen el tren ya que es de carga y no de pasajeros. Dijo además que "pasando más allá de Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Tabasco", a los centroamericanos que no tengan permiso de estar en México se les regresará a sus países. Todo ello forma parte de una estrategia de atención al problema de los migrantes centroamericanos "que pronto habrá de anunciarse".

Por su parte, el director-general del Ferrocarril Chiapas-Mayab, que opera "la Bestia", uno de cuyos frecuentes descarrilamientos sucedió la semana pasada con 1,500 migrantes a bordo, la mayoría jóvenes, que viajaban junto a las cargas de cemento, fierro para construcción, chatarra, arena sílica, maíz, trigo, combustóleo, detergente, jarabe de fructosa, anunció que se invertirán 211 millones de pesos para mejorar las vías y aumentar la capacidad de ese transporte.

A este respecto, parece ocioso hablar del fracaso de los programas de desarrollo económico para el sur de México o del Plan Puebla Panamá, que hace bastantes años se anunció y que se desatendió desde su primer momento. Más recientemente se han anunciado esquemas financieros federales para desarrollar los recursos de esa región, pero nada se ha hecho más allá de la consabida creación de algún comité coordinador.

No hay, sin embargo, más solución al vasto problema de la migración que la creación de empleos en toda la región que abarca desde el sur de nuestro país hasta los países centroamericanos que originan la migración.

¿A quién corresponde crear tal empleo? La respuesta es simple: o bien los gobiernos asumen la responsabilidad de volver a abrir empresas y talleres que ocupen a los brazos ociosos o bien la tarea corresponde directamente al sector privado.

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Escrito en: migrantes, México, centroamericanos, Papa

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