El tema de la eutanasia resurgió en Estados Unidos luego de darse a conocer el caso de una joven estadounidense de 29 años con cáncer cerebral en fase terminal, que programó su muerte asistida para el próximo 1 de noviembre.
Brittany Maynard fue diagnosticada este año con un tumor denominado gliobastoma, el tipo de cáncer en el cerebro más agresivo. En abril pasado su doctor le dio una esperanza de vida de seis meses.
Tras residir en California, Maynard, su esposo y sus padres se mudaron a Oregon, el primer estado en Estados Unidos donde esta vigente desde 17 años la “Ley de Muerte con Dignidad” que garantiza a los enfermos terminales adultos y mentalmente competentes, asistencia médica para morir.
Sólo los estados de Washington, Montana, Vermont y Nuevo México tienen legislaciones denominadas en general de muerte con dignidad, que autorizan a una persona elegible solicitar al médico medicamentos controlados para ese fin.
La ley prevé que la asistencia médica para morir sea voluntaria. Los pacientes pueden solicitar la prescripción, sin embargo el doctor no está obligado a recetar.
En los estados donde rige la pena capital, el controversial tema de la eutanasia se encausa como asesinato en primer grado en Estados Unidos, con sentencias hasta de pena de muerte.
Sin embargo, siete de cada 10 estadounidenses apoyan la eutanasia, según información del último sondeo anual de Gallup, el respaldo del público se ha mantenido similar durante los últimos 20 años.
Maynard inició una fundación en trabajo conjunto con la organización activista “Compassion & Choices” a fin de impulsar legislaciones para la legalización de la eutanasia en el resto del país.
La organización realiza campañas en California, Colorado, Nueva Jersey, Massachusetts y Connecticut para avanzar las medidas legislativas.