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Por el Honor de México

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Francisco Quiroga Turrubiates, fue un primo hermano de mi padre, que ingresó al Colegio Militar y llegó a General de División, grado con el que se jubiló del Ejército.

En mis años de juventud, conviví mucho con él y por eso llegué a hospedarme en cuarteles donde fue Jefe de Zona, lo mismo en Chihuahua, que en Morelos y Veracruz; y fue por el contacto con él y otros hechos, que aprendí a respetar y reconocer el servicio de las armas.

Por ello, antier, cuando fui convocado al cuartel militar de la XI zona, para despedir al General Cuauhtémoc Antúnez, la sola entrada a esas instalaciones me llenó de recuerdos de aquellos días y de mí tío Pancho.

Mi padre y él se trataban como hermanos y siempre lo hicieron así hasta el fin de sus días. Los dos fueron hombres de honor, palabra y lealtad.

El acto con el general Antúnez fue verdaderamente emotivo. Estuvieron ahí, además de sus compañeros de armas, representantes de todos los sectores sociales de la Comarca. A los únicos que no vi por ahí, fue a miembros del clero, pero puede ser porque ambas fuerzas rivalizan naturalmente.

El General Antúnez, como todos los de su clase, es un hombre amable, responsable, agradecido y un digno egresado del Colegio Militar, de los que por el "Honor de México", se juegan la vida.

Eso es algo que a veces perdemos de vista. Los soldados salen por la mañana y no saben si regresarán a su casa por la noche. Ellos se juegan la vida diariamente por nosotros y en ocasiones eso no lo comprendemos y menos lo agradecemos.

El General y su familia deben sentirse orgullosos del cariño y afecto que les brindamos cientos de laguneros, pues reconocemos su entrega y valor para con nuestra sociedad.

Además, tuve la oportunidad de convivir, como hacía mucho tiempo no lo hacía, con mi amigo Jaime Alegre y su esposa Laura, como compañeros de mesa. Ignoraba que Jaime trabajó en Francia y África, recién salido de la carrera, por lo mismo ama, como yo, a la Piaf; pero su señora no debe tener celos, pues como bien debe saber, Edith era, como mujer, muy fea, pero tenía una voz y un sentimiento que a cualquiera cautivaba.

Pero volviendo al general, el gobierno del Estado le entregó una placa hermosa, en la que le reconoce su eficiente trabajo a favor de la sociedad y el Gobernador Moreira tuvo palabras elogiosas, pero merecidas, para él.

Punto destacado, es el agradecimiento que el General le brindó a su esposa Yolanda, la que no dejaba de llorar cuando se destacaban los méritos de su marido.

La escena era enternecedora, porque en efecto, mujeres como ella andan siguiendo a sus hombres por todo el país; no tienen arraigo en ningún lugar y los hay en donde, por ignorancia, no son recibidas como se merecen.

Quiero aquí echar mi cuarto de espadas y reconocer públicamente el trabajo de esos hombres y mujeres que han optado por el servicio de las armas, a favor de las mejores causas del país.

Me agradó ver que la sociedad y el gobierno, reconocen en la persona del General Antúnez, la destacada labor que realizó en nuestra Tierra; y como según sé se avecindará por aquí, quiero decirle que cuenta con toda nuestra estimación y afecto, por ser un hombre de honor.

Personas como el General Antúnez, honran con su trabajo al Colegio Militar de donde egresaron y a la Patria misma, que es la razón de su existencia.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la paloma de Su mano".

Escrito en: General, Antúnez,, nuestra, trabajo

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