Editoriales

Desaparición forzada

Jaque Mate

SERGIO SARMIENTO
"Da luz y la oscuridad desaparecerá por sí misma."— Erasmo

Muchos sorprende que los padres de los normalistas y los activistas del movimiento de Ayotzinapa insistan en que los jóvenes desaparecidos están vivos. De hecho, el movimiento hace poco o ningún caso a los tres jóvenes que murieron el 26 y 27 de septiembre y cuyos cuerpos quedaron en Iguala. La identificación por prueba de ADN de uno de los desaparecidos, Alexander Mora Venancio, de 19 años de edad, entre los restos quemados que se encontraron en el basurero de Cocula, no ha hecho que se extinga la exigencia de "Vivos se los llevaron, vivos los queremos".

¿Por qué este rechazo a los indicios que señalan de manera abrumadora que los jóvenes están muertos? ¿Realmente piensan los padres y los líderes del movimiento que los normalistas están detenidos en algún cuartel del ejército? Es poco probable. Pero el movimiento tiene incentivos para mantener que los estudiantes están vivos. Por eso la reacción fue tan fuerte y negativa cuando el padre Alejandro Solalinde, un aliado natural del movimiento, reveló inicialmente que los normalistas habían sido ejecutados y quemados. Es importante sostener que los jóvenes están vivos... aunque no lo estén.

Una de las razones es que la legislación mexicana sanciona con mayor severidad la "desaparición forzada" que el homicidio. Según el artículo 215-A del Código Penal Federal, "comete el delito de desaparición forzada de personas el servidor público que, independiente de que haya participado en la detención legal o ilegal de una o varias personas, propicie o mantenga dolosamente su ocultamiento bajo cualquier forma de detención". La pena va de cinco a 40 años de cárcel. Pero ahí no radica el meollo del tema, sino en el hecho de que el delito no prescribe mientras no aparezca la persona o el cadáver de la persona desaparecida.

La pena por homicidio en el Código Penal Federal, artículo 148 bis, es de 15 a 40 años de cárcel además de una multa de 400 a 1,200 días de salario mínimo. La pena máxima es la misma. Pero en el homicidio la acción penal prescribe "en un plazo igual al término medio aritmético de la pena privativa de la libertad".

Esta diferencia explica en parte la insistencia de que los normalistas están vivos. La falta de prescripción permite que un crimen se mantenga como bandera política durante mucho tiempo más que un asesinato. Quizá por eso el movimiento no ha prestado atención a los dos normalistas abatidos por la policía municipal de Iguala en la noche del 26 de septiembre ni al que fue desollado y cuyo cuerpo apareció en la madrugada del 27.

Pero hay otra razón por la que el movimiento insiste en impulsar una acusación de desaparición forzada. Este delito sólo puede cometerlo un servidor público. Para un movimiento empeñado en demostrar que el Estado es el verdadero responsable de la desaparición o muerte de los 43 normalistas, esta figura es ideal porque involucra directamente al Estado.

Por lo pronto el propio gobierno mexicano ha reconocido ante el Comité de Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas que el problema sigue existiendo en el país. Esto no significa que reconozca que los normalistas de Ayotzinapa están detenidos de manera ilegal en algún cuartel militar. Las autoridades avalan la versión del secuestro, ejecución y quema de los normalistas que ha presentado la PGR.

El Comité de la ONU ha propuesto al gobierno mexicano que cree una fiscalía especial para el tema de las desapariciones forzadas. Ojalá que así de fácil se solucionaran estos temas. La experiencia de nuestro país con las fiscalías especiales ha sido muy negativa. Pero si el crimen de la desaparición forzada es especial, también se quiere que lo sea la forma en que se investiga y en que se persigue.

Dice Enrique Peña Nieto que "el presidente no adjudica compras ni obras". Por eso no ha habido conflicto de interés por las casas adquiridas a proveedores del gobierno. Me parece que el presidente se equivoca. Con razón argumenta que la corrupción es un problema cultural.

Twitter: @SergioSarmiento

Escrito en: Jaque Mate movimiento, normalistas, están, jóvenes

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas