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Histórica y complicada jornada electoral

JESÚS CANTÚ

Las elecciones de hoy domingo serán históricas, al menos en cinco sentidos: uno, el número de elecciones concurrentes (17) y el número de gubernaturas (9) que se renuevan; dos, la participación por primera ocasión de los candidatos independientes; tres, la posibilidad de que en 7 de las 9 entidades donde se eligen gobernadores pierda el partido en el poder; cuatro, la amenaza de que un partido de reciente registro se posicione como tercera fuerza electoral; y cinco, los movimientos que pretenden impedir la celebración de elecciones en al menos cuatro estados del sureste de México.

El primer aspecto tiene que ver con las reformas constitucionales de 2007 dirigidas a lograr concentrar todas las elecciones en las mismas fechas y, de preferencia, concurrentes con las elecciones federales. El proceso no fue sencillo ni inmediato, porque en algunos casos obligó al recorte de periodos de gobierno (como el caso Michoacán, entre otras entidades, que tuvo dos gobernadores con periodos recortados); pero en esta ocasión ya son más de la mitad de las entidades federativas y con más del 60% de los votantes potenciales, los que tendrán algún tipo de elección estatal además de la renovación de la Cámara de Diputados federal.

Esta decisión tiene grandes ventajas, entre otras deberían abaratar los costos de organización de los comicios, al permitir evitar la duplicación de procesos de capacitación de funcionarios de mesa directiva de casilla, del mobiliario en las mismas y de contratación de personal para los procesos de organización y capacitación y demás aspectos administrativos y organizativos involucrados. Y, por supuesto, un componente político muy importante al evitar que los procesos electorales locales entorpezcan las negociaciones políticas a nivel nacional, al haber elecciones todos los años y en diversos periodos de los mismos.

Sin embargo, los que mayor impacto tendrán en la vida política nacional son los otros cinco aspectos. El hecho de que uno de los candidatos independientes tenga posibilidades reales de ganar la elección es un mensaje que difícilmente podrán despreciar los partidos políticos, pues de concretarse dicha posibilidad sería la primera ocasión en la historia política de México que un candidato no registrado por alguno de los tres partidos políticos con mayor preferencia electoral (PAN, PRI y PRD), con lo cual rompería dicho control.

En cualquier caso el sólo hecho de estar en la pelea por el triunfo es una muestra de que los obstáculos que los legisladores establecieron para el registro de las candidaturas independientes, no fueron suficientes para impedir su participación; y las claras condiciones de inequidad en las que compiten, tampoco fueron capaces de limitar su competitividad. Probablemente las restricciones se convirtieron en la principal fortaleza de las candidaturas independientes, pues los obligaron a desarrollar capacidades alternativas.

Pero otra llamada de atención para los partidos políticos (particularmente PAN, PRI y PRD) es el hecho de que en 7 de las 9 entidades donde se renuevan gubernaturas pueda haber alternancia, pues indica que la ciudadanía está pasándoles la factura a los malos gobiernos, ya que en ninguno de los casos se puede hablar de un buen desempeño. Las únicas entidades donde parece resuelta la elección en favor de los partidos actualmente en el gobierno son Baja California Sur y Campeche; y las 7, donde hay posibilidades (con diferente nivel de probabilidades) de que se dé la alternancia son: Colima (donde se viviría la primera alternancia en el Poder Ejecutivo estatal), Guerrero, Michoacán, Nuevo León (donde puede darse el triunfo del primer independiente), Querétaro, San Luis Potosí y Sonora.

Además la amenaza real de que Morena, partido de reciente creación, se convierta -en esta o en la siguiente elección- en tercera fuerza electoral, se convierten en un grito de protesta de la ciudadanía mexicana en contra de los actuales actores políticos, que verán mermados sus porcentajes de preferencia electoral.

Si bien es cierto que todos los actores emergentes (candidatos independientes y el nuevo partido político nacional) son producto de fracturas de los actores políticos tradicionales, la realidad es que la ciudadanía se aferra a la más mínima señal de que puede haber cambios de fondo o, al menos, mejores intenciones que las muestras de esclerosis que han dado los actuales gobernantes.

Y esa es una de las razones por la cual los diversos movimientos y llamados para boicotear o impedir la celebración de elecciones también tienen eco. Entre estos se encuentran los llamados a anular el voto, que se presenta al menos por segunda ocasión en un proceso electoral intermedio, fundamentalmente promovido por un grupo de intelectuales mexicanos, que han venido denunciando la ausencia de una transición a la democracia.

Y, desde luego, las acciones del Movimiento Popular de Guerrero, vinculado a los familiares de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que abiertamente realizan acciones para impedir la celebración de elecciones en varias entidades del sureste, entre las que destacan Oaxaca, Chiapas y Guerrero. Hasta el sábado las principales preocupaciones se presentan en Oaxaca, aunque en las últimas horas parecía que los nubarrones se disipaban ante el incremento de la presencia de las fuerzas federales. Cualquiera que sea el desenlace final impactará la vida nacional: la celebración de elecciones será una muestra de que a pesar de todo el Estado mexicano logró hacer valer su autoridad; pero lo contrario sería un pésimo mensaje.

Por todos los elementos señalados es una realidad que más allá de los resultados electorales la jornada electoral es histórica y la ciudadanía tiene en sus manos la posibilidad de potenciarla ejerciendo responsablemente su derecho.

Escrito en: JESÚS CANTÚ elecciones, entidades, ciudadanía, celebración

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