¿Para qué queremos la educación?
En la entrega anterior argumenté que la discusión y eventual decisión que tomaran los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación impactaría el futuro del país al definir las condiciones para la implementación de la reforma educativa.
La Corte se manifestó por defender el derecho que les otorga la Constitución a las niñas, niños y jóvenes de nuestro país a recibir una educación de calidad. Sin embargo, será muy difícil ver manifestaciones multitudinarias para manifestarse para que el estado mexicano cumpla con esa función a cabalidad.
Por otro lado, es común ver en la Ciudad de México manifestaciones de maestros de Oaxaca o Michoacán, bastiones de la CNTE, en contra de la evaluación que suponen atenta contra la estabilidad en su empleo.
Lo que no es común es ver en nuestro estado una manifestación multitudinaria de maestros como la que se llevó hace unos días en Durango y reportó en primera plana El Siglo de Durango. Es lógico que un gremio unido se organice y busque mejores condiciones de trabajo. De hecho es el principal objetivo de una organización sindical: buscar mejores condiciones de trabajo para sus agremiados.
Sin embargo, la búsqueda de mejoras en las condiciones laborales, en el caso de los maestros, tiene un límite y ese es que, la educación, antes que otra cosa, es un bien público. Pensar que la educación es un instrumento para ofrecer trabajos en el gobierno deja de lado la visión de la educación como un bien superior y la llave maestra para tener un mejor futuro como país.
En los países con los mejores sistemas educativos del mundo como Finlandia o Corea del Sur las plazas para ser maestro son sometidas a estrictos sistemas de selección y evaluación y los maestros tienen un alto grado de reconocimiento social.
Cómo concebimos la educación y su grado de utilidad social es lo se definió en la Corte; como se esperaba, el máximo tribunal se pronunció por considerarla un bien público de la mayor relevancia para el país.
Algunos maestros ven a la educación como un trabajo que se defiende a ultranza. Una visión patrimonialista como ésta es la que ha dañado al país y nos tiene en los últimos lugares de todas las pruebas internacionales en que participamos.
Twitter: @jesusmenav