La obra de las dudas

No había pasado un lustro de su inauguración, cuando las autoridades locales ya estaban destruyéndolo para reubicarlo. Cosa rara, considerando que se trató de una obra que representó cientos de millones de pesos en inversión.

Cuando hace poco más de un año un servidor pasó por el Periférico de Durango, en el tramo que hasta hace poco tiempo ocupó el entronque de las carreteras a Zacatecas y Gómez Palacio, fue llamativo (y perturbador) observar como la maquinaria de una empresa constructora levantaba enormes tramos de pavimento asfáltico que estaba en buenas condiciones.

Más preocupante fue el hecho de que no era un tramo de menor tamaño, sino casi una decena de kilómetros desde el cruce con la Durango-Fresnillo, hasta el predio La Picota, ya muy cerca del distribuidor vial 5 de Mayo.

 ALGO RARO SUCEDÍA.

A la vuelta de unos días, se presentó la oportunidad de entrevistar al titular de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, César Guillermo Rodríguez, y las preguntas fueron orientadas hacia esa acción gubernamental.

El servidor público explicó que, por cuestiones técnicas, era necesario instalar la vía del ferrocarril a un costado de los cuerpos asfálticos (a la fecha ninguna explicación me ha resultado convincente), en lugar de al centro, que es donde había espacio para hacerlo.

La destrucción del carril completo, relató, se hacía porque la decena de metros extra que hacia el oriente se requerían para establecer el camino del tren, no eran (ni son) propiedad del Gobierno del Estado.

Y comprarlos, dijo, hubiese resultado más costoso que destruir ese tramo de Periférico, hacerlo de nuevo, y habilitar la vía del Ferrocarril.

Esa respuesta del Secretario despertó una duda más: en la planeación estratégica del Centro Logístico Industrial de Durango (CLID), anunciado hace más de una década, ¿no estaba considerado el paso del periférico ferroviario por ese sitio?

Lo ocurrido en la práctica entrega por respuesta un "no", por más explicación contraria que den las autoridades.

Y esa falta de planeación ya les está rebotando en forma de manifestaciones.

En martes y miércoles, un grupo de propietarios y ejidatarios de la zona agrícola más productiva del Municipio, realizaron un par de plantones simbólicos para exigir accesos adecuados a sus predios.

Si ya de por sí con el viejo trazo había riesgos al salir y entrar de las comunidades, con el nuevo se multiplican, pues la vía del ferrocarril y su futura circulación, se suman como un nuevo peligro, en el entendido de que aún no hay recurso para la construcción de los distribuidores viales sugeridos en la planeación de la obra, y que tendrán que lidiar con la improvisación algunos (o muchos) meses más.

Además, en lo que estos llegan, los agricultores tendrán que someterse al uso de pasos temporales, por los que no pueden atravesar los vehículos que sirven para el acopio de ganado y grano.

Actualmente, por ejemplo, si un ganadero quiere vender 20 reses, las tiene que trepar en vehículos tipos pick up, de a par en par, y llevarlos hasta la carretera para trasbordarlos a una unidad de mayor tamaño. Y eso implica gastos extra. Lo mismo sucede con la producción agrícola.

El miedo de los productores, es que esas promesas oficiales (entre las que se encuentra un camino paralelo para las actividades agropecuarias, con incorporaciones adecuadas al Periférico), no lleguen en el corto plazo.

Y tienen razón en preocuparse. Basta recordar, por ejemplo, la tardía con que llegó el acceso a El Nayar del mismo periférico, hoy en construcción. O la carencia de una obra así en uno de los "cruceros de la muerte" que tiene este municipio, en el cruce de esta misma ruta con carretera a Mezquital.

Total que la decisión de mover un cuerpo carretero para poner en su lugar uno ferroviario, está dando problemas a las autoridades. Y no se ve cómo las puedan resolver en el corto plazo.

Twitter: @luizork