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Que nunca nos falte la televisión

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Que nunca nos falte la televisión

Que nunca nos falte la televisión

CITLALLI ZOÉ SÁNCHEZ

La televisión es ya un integrante de la familia. Es el medio de distracción por excelencia tanto de los niños como de los adultos.

Este aparato receptor se encuentra ubicado en los lugares de honor dentro de la casa, regularmente en la sala y sobre todo en las recámaras. Hay quienes la tienen en el comedor y en un lugar especial hasta en la cocina.

Según un estudio del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) los niños mexicanos de 4 a 12 años de edad son los que más televisión ven en todo el mundo; en promedio dedican cuatro horas 34 minutos diarias a ver su programación favorita. De allí el dicho de que la televisión es la niñera, aunque claro, ahora hay nuevos dispositivos móviles tales como los Smartphone, las tabletas y las computadoras.

Este medio de comunicación masiva es motivo de múltiples discusiones. Por un lado, se exalta su enorme potencial para informar, educar, formar a sus espectadores y por otro lado, su satanización en el país al considerar que la programación en la televisión abierta es la gran culpable de la ignorancia, indiferencia ante los temas importantes del país, de "embrutecer" a aquellos que ven telenovelas o programas tales como los reality shows y de entretenimiento que duran horas pero poco o nada aportan para la cultura general.

Lo cierto es que para miles, millones de personas, ante una situación económica muy precaria, la televisión es su principal fuente de entretenimiento, incluso, su compañera de vida. En casi todas las viviendas se encontrará un aparato receptor de este tipo. Por eso, ahora con el proceso del apagón digital, hay una incertidumbre y ansiedad respecto a la gente que al carecer de los modelos recientes de pantallas se quedarán sin señal.

Ya vimos que se trata de un problema serio. Solo basta recordar lo que ocurrió cuando inició el apagón analógico en el norte del país. Las notas informativas daban fe de la tristeza, enojo, desesperación de la gente porque no tenía señal. Historias de vida de gente que aseguraba estar enferma o bien, sin un trabajo formal y que decían la televisión era su único entretenimiento para olvidar su mal rato. Incluso hubo protestas y manifestaciones.

Por eso, ahora con la entrega de pantallas a los beneficiarios de programas sociales, vemos cómo la gente pasa horas en las largas filas para contar con este beneficio. Lo mismo gente de la tercera edad que amas de casa con todo y niños. Todos quisieran contar con esta ayuda, no importa si ya tienen una pantalla, otra más no sobra.

Si bien es cierto existe una gran porcentaje de apatía dentro de la población para involucrarse en temas torales del país, queda claro que ver televisión es prioridad. Que no nos falte nunca la televisión.

Twitter: @citlazoe

Escrito en: Nota al margen televisión, gente, horas, ahora

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