¿Y la gasolina?
Durante los últimos días estuvo en la boca de muchas personas un rumor sobre el aumento de la gasolina para el próximo año, los más aventurados ya estaban organizando la quema en leña verde de los Diputados, quienes se habían atrevido a dar un golpe fatal al aumentar la gasolina magna 4.16 pesos, la Premium 3.52 pesos, el diesel de 4.58 pesos y los combustibles no fósiles, como el etanol, de 3.52 pesos.
Como hace algunos meses, con el rumor de la inminente privatización del IMSS y del ISSSTE, se hizo patente de como las redes sociales y la comunicación de voz en voz eran sumamente eficaces, por lo que la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, así como diputados federales de diversas partidos políticos salieron a desmentir dicha información.
Definitivamente el precio de la gasolina se ha posicionado en el imaginario colectivo como "el gran tema económico" que afecta a todos, parte de esta responsabilidad la tienen los partidos políticos, quienes durante los últimos años han querido aprovecharse del aumento del precio de los combustibles, sin embargo la explicación es mucho más compleja de lo que parece, y tener una postura radical no es lo más conveniente.
En primer lugar tenemos que reconocer que la fijación del precio tiene que ver con condiciones internacionales, sin embargo, México es de los pocos países que aún tiene un precio fijo definido por el Gobierno y no por las condiciones del mercado. Con las nuevas reglas de la Reforma Energética este año se eliminó el incremento mensual de los combustibles o el famoso gasolinazo, para 2016 tendremos la entrada de gasolineras extranjeras, así como un precio mínimo y máximo, en 2017 los particulares ya podrán importar gasolina y para 2018 se liberará completamente su precio.
Ahora bien, es falso que se aprobará un incremento en el precio de las gasolinas para 2016, lo que pasa es que se tendrá un ajuste del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, mejor conocido como IEPS que ya existía desde hace 20 años.
Hasta 2015 el IEPS era un impuesto variable que dependía de las condiciones internacionales del precio internacional, por eso, aunque bajara el precio del petróleo, no teníamos gasolinas más baratas. De esta forma, desde 2006 cuando el precio del crudo era muy elevado, el IEPS se convertía en un subsidio a la gasolina, hoy que los precios del petróleo son bajos este impuesto le proporciona ingresos a México.
Para llevarlo a términos económicos en 2008 fue el año en que el gobierno gastó la mayor cantidad de recursos en subsidiar la gasolina con 283 mil 846 millones de pesos, mientras que gracias a la baja del precio del petróleo durante 2015 se espera que ingresen más de 30 mil millones de pesos y las estimaciones para el próximo año hacen que la cifra se incremente un 637% para ubicarse en poco más de 223 mil millones de pesos.
El subsidio a la gasolina es una aberración visto en términos económicos, de justicia social y ambiental, ya que los automovilistas al ser sus grandes consumidores, eran los principales beneficiarios de este subsidio. Sin embargo, esta política de precios tenía efectos negativos, al incrementar la desigualdad por ser un subsidio regresivo, ya que las personas de mayores ingresos tienden a demandar mayor cantidad de combustible, al tener más vehículos y con mayor cilindraje
El impuesto a la gasolina es totalmente justificable por tener una lógica ambiental, al gravar un combustible contaminante, y por ser progresiva, al ser la población de mayores ingresos la que más vehículos tiene.
Sin embargo, más allá del debate del precio de la gasolina, deberíamos de discutir cómo reducir su consumo y transitar hacia opciones más sostenibles, como pudiera ser contar con un transporte público eficiente y ecológico, así como promover ciudades compactas que hicieran del caminar la principal opción al desplazarse de un punto a otro.
Twitter: @omarortegasoria