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El Alacranario de Durango

Un lugar especial para el símbolo de la entidad

El Alacranario de Durango

El Alacranario de Durango

Mara Güereca

La popularidad del alacrán en Durango dio paso a la creación de un espacio interactivo que alberga a cinco mil arácnidos.

Más allá de ser reconocido como “La tierra del cine”, Durango guarda una amplia riqueza cultural representada por su arquitectura, su música y bailes tradicionales, su peculiar gastronomía y sobre todo por esos mitos y leyendas que encantan a propios y extraños. El alacrán forma parte de dicha lista. Es tanta la popularidad del arácnido entre la población y visitantes, que la ciudad también es llamada “La tierra de los alacranes”, título que da paso a la creación de innumerables artesanías, platillos, prendas y recientemente del alacranario más grande del país.

¿UN ALACRANARIO?

Ubicado en una de las salas permanentes del Museo de la Ciudad 450, en la capital de Durango, el Alacranario es un espacio controlado y seguro que alberga cinco mil de estos arácnidos cuyo nombre científico es Centruroides Suffusus.

Esta constituido por una vitrina adaptada para el desarrollo de los alacranes, decorada por una gran maqueta que muestra algunos de los edificios más representativos de la entidad. El lugar también cuenta con pantallas interactivas mediante las que los visitantes podrán poner a prueba sus conocimientos, así como conocer la anatomía y otros datos científicos sobre la especie, además de curiosidades de la cultura duranguense.

“El alacrán es un símbolo del duranguense, viene ya de muchos años, gracias a esa cultura es que se ha tenido el manejo del mismo. El Alacranario es algo que ha potenciado las visitas y que le ha dado un giro a la dinámica de cómo la gente percibe los museos. A veces creemos que un museo es un lugar pulcrísimo donde no se puede hablar, donde no se puede tocar y aquí al contrario, lo hemos hecho muy dinámico, desde un principio nos propusimos trabajar en el tema ‘interactivo/informativo’ y creo que el tema de identidad nos da para hacer este tipo de ejercicios”, explicó Lauro Arce Gallegos, director del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC).

DETRÁS DE LA IDEA

Fue el 8 de julio del pasado 2015, en el marco del 452 aniversario de la capital, que el Alacranario abrió sus puertas en el Palacio de Escárzaga, ahora conocido como el Museo de la Ciudad 450. La idea original se remonta a principios de ese mismo año, se hizo un proyecto piloto que comenzó con una pequeña urna de un metro cuadrado por treinta centímetros de alto, donde los visitantes podían ver de cerca a unos cuantos alacranes.

“Yo pensaba crear un museo, pero surgió la idea de hacer un alacranario. Desde que surgió la idea hasta concretarlo nos llevamos un mes, fue rápido. La urna era pequeña y lo teníamos que hacer primero así para aprender de ellos. Desde que se inauguró el pequeño hasta este ‘macroalacranario’ se llevaron unos cuatro meses, solo el tiempo en lo que veíamos de qué forma teníamos que hacer uno más grande”, dijo Arce.

Ya con un conocimiento más amplio sobre el comportamiento y necesidades de los arácnidos, comenzó el diseño y la construcción del ambicioso proyecto a cargo de la inmobiliaria FESA, dirigida por Antonio Félix Sariñana, en coordinación con el Imac. El resultado fue un espacio seguro de siete metros de largo por 3.60 metros de altura, en el que se insertó un cristal sobre una loza para dar lugar a una enorme vitrina que se convirtió en el nuevo hogar de más de cinco mil alacranes de siete diferentes especies.

“Fue investigar qué materiales, qué tipo de pintura y qué dimensiones íbamos a usar porque en las zonas donde hay alacranes en la ciudad no andan a la luz del día, ellos tienen sus sitios naturales, de modo que era también meternos a investigar esa parte”.

En la parte trasera se pintó un mural con técnica 'madonnari' (uso de gises o pasteles), creado por los artistas Keida Arreola y Jesús Armando, al que titularon Leyendas de Durango, en donde sobresale la del “Alacrán de la celda 27”. Para resaltar aún más la esencia durangueña, dentro de la vitrina se colocaron varias maquetas a escala de lugares emblemáticos del estado, tales como la Catedral Basílica Menor, el Cerro de Mercado, la antigua Penitenciaría de Durango, el famoso “Puente que construyó el Diablo”, así como parte del Centro Histórico.

También se colocaron luces especiales dentro de la urna, mismas que al ser encendidas cuando el resto de la sala está en penumbra, dejan ver una cualidad más de los alacranes, que parecen brillar en la oscuridad.

El Alacranario más grande de México fue incluido en el proyecto de remodelación del Museo de la Ciudad 450,en el que destacó la creación de otros espacios como el de Aves de Durango y Cine filmado en Durango.

Arce dijo que “otras de las salas que gusta mucho es la de cine porque ahí van a encontrar mucha información sobre una de las actividades que más renombre le ha dado a Durango a nivel mundial. Hay otra ideal para los amantes de la naturaleza, que es el aviario, donde tenemos aves disecadas, aula de sonidos y pinturas de aves del estado. Otra que gusta mucho es la de minería, especialmente a los niños, porque tiene una pantalla animada que muestra el interior de una mina y cómo se trabajaba antes en ellas. La sala de la cocina tradicional le gusta a la gente mayor porque les evoca recuerdos, mientras que en el patio principal, la gente viene a ver los murales El Principio de la Escritura y El Desarrollo de la Imprenta, de Ramón Alva de la Canal, iniciador del movimiento muralista mexicano, y de los artistas duranguenses, Francisco Montoya de la Cruz, La ciudad de Durango, El Patio de los Poetas de Guillermo Ceniceros y Luz y Sombras de Carlos Cárdenas Reyes”.

LOS PEQUEÑOS HABITANTES

Entre los arácnidos ponzoñosos del lugar destacan los de la especie C. Suffussus Pocock, mejor conocido como el “alacrán de Durango”, considerado el más peligroso del estado y el segundo más mortal del país después del Centruroides Noxius C C. Hoffman de Nayarit. A un lado de la gran vitrina, hay una urna más pequeña de alrededor de un metro por un metro donde se colocaron los “alacranes gigantes”, provenientes de las minas de Tayoltita.

“Miden alrededor de 15 centímetros, tamaño que llegan a tener por el ambiente donde crecieron, dentro de las minas. Los propios minerales de la tierra les ayuda a tener ese volumen corporal, pero también son muy delicados, hay que mantenerlos en un hábitat similar para que sobrevivan, entonces lo que hicimos fue traer tierra con esos minerales, una piedra tipo pómez de la que ellos comen y tratamos de asemejar el hábitat lo más posible para que sobrevivan”, dijo.

Las principales especies llegan al museo gracias a un convenio con Lupita García, comerciante del Mercado Gómez Palacio, quien se encarga de capturarlos y llevarlos para ser exhibidos.

“Ella nos abastece y también nos enseña sobre ellos porque ya tiene muchos años manipulándolos. Cuando cumplen su período de vida se los lleva y con eso arman las artesanías”.

Así es como al morir se les encuentra en llaveros, ceniceros, bolsas, vasos y en un sinfín de artículos que se llevan visitantes y turistas como recuerdos, principalmente en temporadas vacacionales.

EL RETO DE CRIARLOS

El personal del museo es quien está a cargo del mantenimiento del hábitat y del cuidado de los arácnidos. El lugar requiere de limpieza semanal, así como de brindar agua y alimento a las diferentes especies que consumen insectos vivos. Cuando las hembras están por tener crías, son separadas para que puedan desarrollarse sin interferencia de otros, por lo que es necesario mantener una inspección constante en la vitrina.

“Tenemos siete tipos de alacranes y por supuesto que hay dificultades, es parte de su naturaleza, pero en general conviven bien. Cuando recién abrimos metimos una cantidad considerable de alacranes y quedaron vivos los que se adaptaron al espacio. Son muchas las bondades del arácnido y para nosotros ha sido emocionante ver el comportamiento. No se sabe mucho de él, sabemos que es uno de los seres más antiguos en pisar la faz de la Tierra, la fuerza física que tiene, que se adapta a cualquier territorio y clima, hay estudios que dicen que se puede congelar y parece que se paraliza para que sus órganos no consuman energía y al ser descongelado regresa a la vida. Son cazadores, cuando le damos comida tienen que ser insectos vivos, si se los das ya servidos no se los comen y hasta nos tocó ver cómo organizaban una especie de pirámide para salirse de la urna, se apoyan entre todos ellos, lo que desmiente el mito de que cuando un alacrán quiere salir los otros lo jalan, o ese mito de que se comían a la madre al nacer, pues nos dimos cuenta que esta rebaba que los protege cuando nacen les sirve de alimento los primeros minutos de vida, pero no se comen a la hembra”, aclaró el funcionario.

Todas las observaciones dieron paso a un manual de cuidados, escrito por el propio personal del lugar, el cual crece día con día gracias a los conocimientos que se adquieren del comportamiento de los alacranes.

“Hasta donde nosotros sabemos es el único alacranario que hay en el mundo, y para nosotros fue un reto porque ¿cómo íbamos a armar uno cuando no tienes un modelo a seguir? Entonces fue investigar de todo. Ya cuando alguien más quiera abrir y quieran hacerlo bien, seguramente van a acudir a Durango en base a toda la experiencia que hemos adquirido”.

LOS COMPLEMENTOS

Además de poder apreciarlos en un ambiente seguro, los visitantes pueden conocer mucho más acerca del comportamiento y anatomía de los alacranes, gracias a la implementación de pantallas digitales que ayudan a hacer dinámico el recorrido. En ellas, tanto niños y grandes utilizan la tecnología para observar detenidamente cada parte del cuerpo de los arácnidos, así como descubrir detalles sobre su desarrollo. Una vez completada el área científica, será momento de poner a prueba lo aprendido a través de diversos juegos en la pantalla táctil.

Para complementar la experiencia se colocaron cuadros informativos en las paredes del recinto, que exponen datos curiosos sobre los alacranes y cómo estos han revolucionado varios aspectos de la cultura durangueña, desde la gastronomía y el trabajo artesanal hasta su influencia en la música, el deporte y la medicina, con referencias de los doctores Carlos León de la Peña e Isauro Venzor, encargados de realizar el primer suero antialacránico en 1925.

“EL MUSEO DEL ALACRÁN”

A tan solo un mes de su inauguración, más de 10 mil personas, tanto mexicanos como extranjeros, visitaron el recinto al que ahora la mayoría se dirige como “El museo del alacrán”, dejando de lado muchas veces su nombre original. A medio año de haber abierto las puertas se ha registrado la entrada de 43 mil personas con boleto pagado, sin tomar en cuenta a los grupos que reciben recorridos gratuitos.

“Si los contamos, la cifra se incrementa al doble. De enero a la fecha, el museo ha generado más de 100 mil visitantes, la gran mayoría motivados por venir al Alacranario, es un éxito total, vienen exclusivamente a verlo y nosotros aprovechamos para darles un recorrido por todo el museo. Una vez que se paran en el alacranario batallas mucho para que avancen a la siguiente sala, como que tiene un magnetismo encantador”, detalló Lauro Arce.

Se tiene registro de la llegada de personas provenientes de estados como Sinaloa, Coahuila, Chihuahua, Jalisco, Zacatecas, Nuevo León, Veracruz, Chiapas y Baja California, así como de Los Ángeles, Chicago, Polonia, Roma, Francia, Alemania y Perú, entre otros.

ORGULLOSAMENTE DURANGUEÑO

Más que un arácnido temido por muchos, el alacrán se ha convertido en un símbolo de todo duranguense, mismo que disfruta darlo a conocer a los demás.

“Al contrario de lo que se piensa, el más alto índice de picaduras está en Jalisco y hay otros estados que tienen más alacranes pero no hemos podido conseguir la respuesta desde qué tiempos Durango se considera la ‘Tierra del Alacrán’, por alguna razón se convirtió, pero es innegable que es un símbolo de identidad y es algo que tenemos que aprovechar como un atractivo más ahora que somos un destino turístico. Lo ideal es que en un futuro cercano podamos tener un museo en forma, porque el alacrán está tan incrustado en la cultura, ha penetrado en todos los extractos sociales y vale la pena que tenga su propio museo. Este alacranario es solo el principio de todo lo que podemos hacer con el arácnido”, concluyó.

PARA CONOCER DURANGO

El Museo de la Ciudad 450 cuenta con 15 salas de exposición en las que se alberga una amplia colección de artículos duranguenses, dos salas de exposiciones temporales, tienda de souvenirs, oficinas administrativas y ahora es la sede del Instituto Municipal de Arte y Cultura. Se ubica en calle Victoria esquina con Avenida 20 de Noviembre y puede ser visitado de martes a domingo de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde.

Twitter: @maraguereca

Escrito en: Durango Cultura ALACRANARIO Durango, museo, alacrán, alacranes

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