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Paraliza terror a Obama

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JOSÉ SANTIAGO HEALY

La primera guerra en territorio estadounidense desde la cruenta guerra civil de 1861 a 1865, dio inicio en el vecino país.

De hecho arrancó el 11 de septiembre del 2001 con los atentados en contra de las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, en Washington.

Y le siguieron varios ataques más tanto dentro como fuera de la nación, entre ellos el bombazo de Boston en abril del 2013 y la reciente masacre de San Bernardino, California.

A diferencia de la traumática guerra civil cuyas cicatrices todavía no han cerrado en la sociedad norteamericana, hoy el enemigo es hasta cierto punto desconocido, no cuenta con un territorio establecido ni con un ejército visible para ser enfrentado.

Los atacantes son fanáticos religiosos, islámicos, de origen árabe en su gran mayoría y que se encuentran dispersos por todo el orbe, incluyendo los Estados Unidos.

Cuando George W. Bush emprendió la guerra contra Irak y Afganistán en represalia a los ataques del 9/11 atribuidos a Al Qaeda, jamás imaginó lo que esto significaría a la vuelta de los años para la seguridad de Norteamérica y del mundo entero.

Estados Unidos eliminó a enemigos muy combativos y peligrosos como Sadam Hussein, Muamar Gadafi y Osama bin Laden, entre muchos más, pero la guerra contra el terrorismo generó nuevos seguidores de estos movimientos religiosos extremistas e inexplicables.

Lo peor todavía es que los mismos grupos islámicos se enfrentan entre sí provocando un mayor caos a este indescifrable mosaico de corrientes religiosas. Ahí está el caso del Estado Islámico que está peleado a muerte con Al Qaeda a pesar de ambos profesar la religión del islam.

Cierta similitud guarda esta guerra del terrorismo con el combate al narcotráfico, entre más cabezas caen, mayor es el número de sectas que surgen detrás con líderes más fanáticos, agresivos e intransigentes.

Desde el 2011 las medidas de seguridad se extremaron en todo el mundo a través de las fronteras, aeropuertos, edificios públicos, empresas, bancos, puertos, etcétera, etcétera.

Pero aun con todos los recursos económicos, humanos y el tiempo invertido en ello, ni Estados Unidos ni sus aliados han podido frenar estos ataques terroristas que han costado millonadas de dólares.

El reciente ataque de dos personas de origen árabe, una nacida en Estados Unidos y la otra emigrada, puso de nuevo sobre el tapete la eterna polémica de las leyes de inmigración y de paso colocó al gobierno de Barack Obama en una posición débil e incómoda.

La furia, dolor y deseos de venganza de una sociedad acostumbrada a las guerras y a no permitir agresiones, ocasionó la radicalización de posturas.

Mientras Donald Trump exige frenar la entrada de musulmanes de "manera total y completa", su rival Jeff Bush lo acusa de desquiciado, pero la otra precandidata Carly Fiorina sostuvo que "la exageración de Trump es tan peligrosa como la poca reacción del presidente Obama".

En círculos conservadores la criticas contra el mandatario han subido de tono al ser acusado por su pasividad y tolerancia en un tema tan grave como es el terrorismo doméstico.

Si bien es cierto que cerrar las puertas a religiosos musulmanes atenta contra la libertad y los derechos humanos, también el gobierno de Obama está obligado a investigar a fondo y sin reticencias a los simpatizantes del islam que den muestras de fanatismo y radicalización.

En la guerra contra el terrorismo no se pueden dar concesiones ante el peligro de que el enemigo aproveche cualquier oportunidad, hemos visto en la historia casos dramáticos como el nazismo y el comunismo que se desarrollaron mientras los dirigentes del mundo se dormían en sus laureles.

 PUENTES Y NO MUROS

En medio de pugnas fronterizas, agrada saber que esta semana se inauguró el puente binacional que conectará a la zona de Otay de San Diego con el aeropuerto de Tijuana para facilitar el tránsito de pasajeros que salen o arriban a dicha central. Costará 18 dólares el cruce por persona y se trata de un proyecto privado que tardó ocho años en concretarse. Deseamos éxito al llamado Cross Border Xpress que podría ser utilizado hasta por dos millones de pasajeros al año.

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Escrito en: Actitudes guerra, terrorismo, mundo, Estados

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