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Periodismo y comunicación en Durango

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ÓSCAR JIMÉNEZ LUNA

Al cambiar de centuria, Durango muestra un sustancial avance en el desarrollo bibliográfico. De evidentes antecedentes culturales, prácticamente todas las áreas de la investigación histórica así lo testimonian: el arte sacro, los movimientos poblacionales, las misiones jesuitas, la etapa cristera, la transformación urbanística, la gastronomía.

También nuestras figuras más representativas han merecido ese asedio de las letras académicas y literarias: Francisco Villa, Guadalupe Victoria, Ricardo Castro, Dolores del Río, Nellie Campobello, Ángel Zárraga, sin que se cierre la emblemática galería. La imprenta tampoco ha olvidado a los durangueños en su cantar, amar, hablar. Durango, periodismo y comunicación. Siglos XIX y XX (Gobierno del Estado de Durango, 2013) de Víctor Samuel Palencia Alonso, viene a sumarse espléndidamente a la importante tarea por recobrar nuestra memoria regional.

A lo largo de sus abarcadoras mil quinientas páginas, tal suma periodística es sobre todo un ejercicio extraordinario por precisar los antecedentes y la evolución de los principales medios masivos de comunicación en Durango, iniciando con una ilustrativa panorámica general del tema: los avances de ciencias y técnicas, la prensa decimonónica, la fotografía, el teléfono, la radio, la televisión…para arribar finalmente a la era del Internet; la segunda parte de la investigación (de voz más viva, a través del tratamiento de la entrevista y el reportaje histórico) continúa con un enfoque todavía más específico: la aparición de los diarios y la labor influyente de los periodistas locales.

Así, de lo universal a lo particular, la atención lectora se va encontrando con vertientes y sugerencias que amplían el mapa del volumen presente. El pertinente repaso de las disciplinas artísticas (literatura, danza, música, teatro, cine), en un significativo regreso a los orígenes de la comunicación humana, permiten mantener un clima más sensible en una función centrada por su propia naturaleza en el recuento y la descripción "objetiva".

Investigación documental y transcripción de la oralidad vigente, la obra que nos ocupa retrata con claridad los quehaceres incesantes de su autor. Por décadas, el periodismo y la recopilación de testimonios que sustentan la práctica cotidiana, confluyen a su vez en otra misión de Palencia Alonso, igualmente fundamental: su compromiso educativo. Este impulso pedagógico le ha permitido llevar a cabo no pocos proyectos edificantes en beneficio de su comunidad.

A finales de los pasados años ochentas, la Universidad Juárez del Estado de Durango organizó unos muy bien estructurados Talleres de periodismo, conjuntando aportaciones locales y nacionales. Tengo la plena convicción de que aquellas sesiones teóricas reorientaron y reafirmaron muchas inclinaciones por la comunicación. Bajo el amparo de la Máxima Casa de Estudios los asistentes conocimos la formalidad y las muchas posibilidades que ofrecían dichas actividades. Casi simultáneamente (o como consecuencia de ello) se efectuaba entonces una serie de encuentros sobre diversas y trascendentes cuestiones intrínsecas: la situación social de la mujer, la democracia, la economía y el comercio, el patrimonio, las expectativas juveniles, el medio ambiente. Al recordar algunas de sus discusiones, el protagonismo de los participantes (en el óptimo sentido del término), me parece de justicia reconocer que a la fecha no se ha articulado un diálogo entre nosotros de la misma magnitud. Encuentros colectivos en donde se planteen problemáticas y se propongan sus posibles soluciones, con plena libertad de expresión, es precisamente lo que demandan todas las sociedades modernas. Pluralidad de puntos de vista, exposiciones ideológicamente contrapuestas, amplios márgenes de tolerancia (sin limitar la defensa apasionada de lo peculiar) son una valiosa enseñanza civilizatoria. Por fortuna, se conserva la escritura de lo dicho entonces en los ejemplares correspondientes de la revista Ciencia y arte… Y esas muchas lecciones para el porvenir surgieron de la mesa de trabajo de Palencia Alonso.

Todo viene pues a integrarse ahora en Durango, periodismo y comunicación. Siglos XIX y XX. La experiencia y el apunte previo. La voluntad por rescatar y difundir los acervos hemerográficos y el esfuerzo por cortarle las alas a las palabras (usando la metáfora de un ilustre poeta) para que caigan en las hojas del libro. Allá, el viejo registro de la publicación liberal, religiosa, revolucionaria, estudiantil; acá, el énfasis nostálgico pero aún activo del radiodifusor, los locutores, el dramaturgo, los cronistas de sociales y de deportes. Y al seguir con el recorrido, las imágenes nos traen hombres y mujeres verdaderamente entrañables, personajes que entregaron sus afanes profesionales a su pueblo, y el pueblo les correspondió con un cariño sin reservas. Figuras queribles, amables, que supieron dar su voz y creatividad a los suyos. Tenían su nombre, se reconocían al pasear por calles y jardines. Eran parte de la familia.

La mano dobla los folios. El sepia nos señala el primer domicilio del periódico, la casa inicial de la estación televisiva, las grandes siglas junto a la estrella de cine. La libreta, la máquina de escribir, el micrófono y la cámara al hombro, auxiliares de la memoria. Y en las portadas, el rostro hermoso de la reina o el gobernante en la pose más redituable. Vendrán luego el color y las nuevas tecnologías. Recuento (en síntesis) de sueños realizados, pero también de empresas fallidas. Sin dejar de lado al mayor de los dolores: la despedida inevitable, tras años y años juntos, de los compañeros de faenas. Ellos dejaron la vida, sin embargo la vida no los ha dejado a ellos.

Sin embargo, un buen libro (como sabemos) no se rinde en su último párrafo. A la entrega informativa, lo deseable es que suceda el examen. La obra se cierra a la inmediatez del escrutinio, al tiempo que se abre a la reflexión serena. Posteriores estudios y análisis podrán pasar, ensanchando el pensamiento, de los datos del expediente al desciframiento del ensayo: ¿Cómo han sido las relaciones de nuestra prensa con el poder político? ¿Qué tipo de sociedad han creado los medios de comunicación en Durango? ¿Qué nos identifica y qué nos une al resto del país? ¿Cuál es el lugar que le damos a la tradición frente al mundo global? ¿En dónde nos ubicamos dentro del triángulo Información, conocimiento, sabiduría? ¿Cómo miramos el horizonte del siglo XXI? Otros recogerán la pluma donde hoy la deja Víctor Samuel Palencia Alonso (prólogo al libro de referencia).

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS Durango,, Palencia, comunicación, Durango

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