Dentro de las costumbres que prevalecen entre la comunidad católica en esta región está la del rezo del santo rosario durante todo el mes de octubre. Así, con en el paso del tiempo, las familias tradicionalmente ofrecen su casa, patio, zaguán o pórtico de la entrada para invitar a sus conocidos, familiares y vecinos a dicha práctica religiosa.
Esto con el fin de fomentar y fortalecer la fe católica, permitido y avalado por la propia Iglesia, quien apoya esta práctica a la cual se convocan a chicos y grandes, donde una imagen de bulto de la advocación de la Virgen María visita los hogares de las familias que la solicitan.
Es costumbre también, al término de este rezo, que los devotos esperen que los anfitriones de la casa donde tocó esa tarde el rosario les obsequie algún alimento, esto a manera de cortesía por haberles acompañado. La tradición es dar un vaso de atole a cada invitado en algún sabor, como el champurrado, o de nuez o de cajeta; otros más ofrecen chocolate caliente o ponche, acompañado de una pieza de pan de dulce, un buñuelo o un tamal.