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Sin Tsuru

Jaque Mate

SERGIO SARMIENTO
"La pregunta más básica no es qué es mejor, sino quién decidirá qué es mejor." — Thomas Sowell

Supongo que la atención de todos aquellos que se interesan por los autos se concentró este pasado fin de semana en el Gran Premio de México. Unos días antes, sin embargo, hubo un anuncio que tiene también que ver con automóviles y que, por muchas razones, es más importante e inquietante para nuestro país. Se trata de la decisión de Nissan de suspender, a partir del próximo mes de mayo, la producción del Tsuru, uno de los vehículos más vendidos en la historia de México, con 2.4 millones de unidades.

La decisión de descontinuar el Tsuru no es consecuencia de falta de interés de los consumidores. En el período enero-septiembre de este 2016 Nissan vendió en nuestro país 37,699 Tsurus. Fue el tercer modelo más popular de la empresa, después del Versa y el March. El interés, por otra parte, no está declinando. Sus ventas en el período fueron 4.6 por ciento superiores a las del mismo lapso de 2015 (AMIA).

Muchísimos consumidores prefieren el Tsuru por su confiabilidad (rara vez se descompone) y bajo precio. Éste fue durante años el auto favorito de los taxistas, que someten a sus vehículos a un uso intensísimo en condiciones de gran exigencia. El Tsuru es además uno de los autos más baratos del mercado, con un precio de venta al público de 150,602 pesos, que puede llegar a 171,044 en su versión más equipada (Reforma). Su pecado es no tener bolsas de aire ni frenos ABS.

La decisión de Nissan busca adelantarse a la entrada en vigor de una nueva norma oficial para dispositivos de seguridad, la NOM-194-SCFI, que a partir de 2020 prohibirá los autos nuevos que carezcan de bolsas de aire o frenos ABS. Un grupo llamado El Poder del Consumidor (cuya paradójica obsesión es despojar al consumidor de su poder de decisión) ha tomado el Tsuru como su villano favorito. En junio pasado exigió al gobierno el retiro inmediato del vehículo del mercado.

La filosofía de esta organización es que los consumidores somos imbéciles y no podemos tomar decisiones por cuenta propia, por lo que necesitamos la guía ilustrada de sus activistas que sí saben lo que realmente nos conviene. De ahí que buscan la prohibición de vehículos como el Tsuru o la aplicación de impuestos punitivos a refrescos, dulces y chocolates.

Los políticos que comparten el afán de controlar la vida de las personas se han hecho eco de estas campañas "políticamente correctas". Lo absurdo es que un gobierno que no puede cumplir con su labor fundamental de proporcionar seguridad a los ciudadanos dedique su considerable poder a "proteger a las personas de sí mismas".

Supongo que las bolsas de aire y los frenos ABS son más seguros que las opciones que los automóviles ofrecían con anterioridad, pero en la vida tenemos muchas situaciones de riesgo que asumimos por voluntad propia. Mi hermana Rosario, mi hermano Antonio y yo conducimos motocicletas que son inmensamente más peligrosas que un Tsuru o un Volvo, pero como personas libres tenemos el derecho a tomar nuestros propios riesgos.

Por lo pronto, el retiro obligado del Tsuru, y de otros vehículos también baratos y populares, como el Aveo de Chevrolet o el Gol de Volkswagen, es un golpe a los bolsillos de quienes menos tienen. Los moralistas de El Poder del Consumidor y el gobierno prefieren que quienes carecen de recursos para comprar un auto caro viajen en micro. No se han dado cuenta de que es mucho más peligroso trasladarse en micro que en Tsuru.

Antes nuestras fiestas surgían de tradiciones, hoy de las películas de James Bond. Este 29 de octubre el Paseo de la Reforma fue cerrado para una especie de desfile de carnaval con motivos de muertos inspirado en una película del 007. Ya no celebramos ni el Halloween ni el día de muertos. Bienvenido el día de Spectre.

Twitter: @SergioSarmiento

Escrito en: Jaque Mate Tsuru, vehículos, gobierno, decisión

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