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RAFAEL ALARCÓN

Si por algo se han caracterizado las sociedades post-industriales es, sin duda, por haber creado unas condiciones de vida tales que los grandes riesgos se han hecho algo cotidiano. Convivimos con ellos de tal manera que los hemos interiorizado y aceptado como una parte más de la realidad cotidiana.

Algunos de estos riesgos son asumidos voluntariamente y sin conflictos aparentes, mientras que muchos otros se ven envueltos en graves polémicas y protestas. Lo curioso del asunto es que son precisamente aquellas situaciones que más frecuentemente producen daños las más fácilmente asumidas por la sociedad.

Los riesgos de la vida diaria (violaciones, embarazos de jóvenes adolescentes, los accidentes de circulación, los crímenes) son aceptados como normales a pesar de que el número de muertes que producen son mucho mayores que las grandes catástrofes, objeto habitual de contestación y de protesta social; si bien es cierto que son éstos últimos sobre los que menos control puede ejercer el individuo.

El gobierno en su arranque está planteando un bienestar y un cambio de vida para todos los ciudadanos y que fue prometido en campaña por los actuales gobernantes y que junto con el arranque de estos programas y con una denuncia de malos manejos de cuenta pública a través de endeudamiento desmedido y las irregularidades de la administración pasada (aviadores crecimiento desmedido de personal sin justificaciones)y que sin duda la ciudadanía espera la denuncia de estos hechos irregulares

De igual manera, las diferentes formas de afrontar los riesgos a los que continuamente nos vemos expuestos son tan diversas como distintos los individuos unos de los otros. Por tanto, lo que para algunos es tolerable, para otros se convierte en totalmente inadmisible.

Paralelamente la gestión de dichos riesgos se establece a través de una doble actuación; por un lado, la acción individual de cada uno, y por el otro, la administración de tales potencialidades por parte de los gobernantes actuales.. Es en esta doble vertiente, a menudo contradictoria, donde los riesgos cotidianos son objeto de debate. Por ejemplo, la gestión individual y colectiva de los riesgos derivados de la inseguridad se vuelve extremadamente complicada en función de la multiplicidad de intereses que actúan sobre el tema.

En la sociedad actual no sólo existe una globalización de los riesgos individuales, en la práctica totalidad de los países industrializados aparecen en una medida u otra los riesgos antes mencionados sino que los grandes riesgos actúan potencialmente en todo el mundo, superando las fronteras creadas por el hombre.

Está la sociedad actual tan interrelacionada que lo que afecta a unas colectividades repercutirá necesariamente en el resto, tanto directa como indirectamente.

Debido, por lo tanto, a la presencia constante del riesgo en las sociedades modernas y a la inmediatez de sus consecuencias se hace necesaria una aclaración de lo que significa hoy por hoy el concepto de sociedad del riesgo, expresión unida necesariamente a otros conceptos tan extendidos como son el de sociedad de la información o globalización.

El problema fundamental radica en los riesgos ambientales que las sociedades industriales han provocado. Sustenta la idea de un caos civilizatorio propiciado por las formas de producción adoptadas; una sociedad que se pone en peligro a sí misma: las decisiones humanas y los efectos industriales que tendieron a controlar todo hoy se enfrentan a la fragilidad de la civilización.

Indudablemente, las sociedades modernas post-industriales están condicionadas y determinadas por el advenimiento de la cultura del riesgo. Numerosos autores han analizado y escrito acerca de las características de la nueva sociedad global, conformada invariablemente por las potencialidades positivas y negativas de la ciencia, por lo que aquí sólo esbozaremos brevemente algunos puntos de interés.

La globalización ha supuesto el desbaratamiento de los supuestos fundamentales a partir de los cuales pensamos, organizamos y vivimos la sociedad como una unidad territorial que se cohesiona en torno a instituciones políticas nacionales (Beck; 1998). Significa que la unidad del Estado y de la sociedad nacional se derrumba. En la nueva sociedad su papel lo han pasado a ocupar y desarrollar las empresas transnacionales y organismos supranacionales, que son los auténticos protagonistas y principales actores de una economía organizada a escala mundial.

El proceso de mundialización puede ser definido, por lo tanto, como "la progresiva extensión de las formas de relación y de organización social que desbordan los espacios tradicionales y se expanden hasta absorber el mundo entero" (Vallespín; 2000: ) Todo ello significa, fundamentalmente, que ya casi nada de lo que sucede en el mundo limita sus repercusiones a un espacio geopolítico concreto. La interdependencia de sistemas se ha producido en todos los aspectos de la sociedad, desde los más puramente económicos hasta los humanos, los políticos o los culturales.

Es mi intuición que si no se trabaja conjuntamente en el desarrollo económico en nuestro estado y también en el desarrollo social nuestro pueblo vivirá este desamparo de vida al cual ya hemos estado sumidos por mucho tiempo... ¿o usted qué opina?

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Escrito en: Pura Intuición riesgos, sociedad, vida, sociedades

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