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Nochebuena en mi pueblo

LETRAS DURANGUEÑAS

Nochebuena en mi pueblo

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AMELIA BARRÓN

Llega la Navidad, se alegran los corazones, parece que renace el amor, nos llenamos de bellos sentimientos, alegría, bondad y compasión, aunque también llega la nostalgia, añoranzas como un suave perfume de aquellos ayeres llenos de mundos mágicos; esto es para algunos, pero para otros, sobre todo los jóvenes es la esperanza de un futuro de plenitud.

En mí llega el recuerdo de mi madre amada preparando el ponche… la cocina impregnada con el olor de la canela. En la sala el Nacimiento rodeado de grandes ramas de pino con sus piñas y un inolvidable aroma a resina. Figuras de borregos, pastores, el lago de los patos que no era sino un enorme espejo. Era un Nacimiento muy grande pues ocupaba la mitad de la sala; para hacerlo más real se cubría con espuma de brea, la que calentaban en una cazuela, después con un carrizo le soplaba y salían burbujas que parecían nieve. Adornaba la sala con faroles de vivos colores con una vela adentro, muchas esferas…todo hecho por ella.

Han cambiado los tiempos, con la mercadotecnia, ahora es Santa Claus quien trae los regalos a los niños. Antes era sólo el Niño Dios, yo no conocí a San Nicolás.

Por la noche mi mamá decía, que pusiera mi zapato en la cabecera de mi cama para que el Niño Dios me trajera regalos, pero que tenía que dormirme pronto para que Él llegara, si no se iría a otra casa.

Después de haber cenado deliciosos tamales, buñuelos y ponche me iba a acostar, no quería dormirme pronto… para ver al Niño Dios, pero el sueño me vencía y me dormía plácidamente, porque creía que al Niño no le gustaba que lo vieran cuando hacía los regalos.

Ahora reflexiono: Dios no es como nosotros que cuando hacemos un regalo queremos que todos se enteren para que vean que somos "bondadosos".

También pienso en los niños pobres y que se preguntan ¿Por qué a los niños ricos Santa Claus les trae juguetes, bicicletas, celulares ,aunque se hayan portado mal? ¿Por qué a ellos no les trae esa bicicleta o esa muñeca aunque se porten bien?

Una mañana de Navidad, en la Villita de San Atenógenes, Durango, mi pueblo, al despertar vi en mi cabecera jarritos y platitos de barro, así con dos preciosas muñecas. Alborozada me levanté gritando "gracias Niñito Dios, te quiero mucho y te prometo portarme bien".

Al medio día llegó una señora muy pobre que iba a saludar a mi madre, le acompañaba su pequeña hija Juanita quien andaba descalza y mal vestida, yo con mis muñecas en brazos le pregunté ¿A ti qué te trajo el Niño Dios? "Nada, pero no sé porqué, porque me porté bien". Mi mamá que la escuchó le dijo: "Mira, Juanita, anoche vino el Niño Dios y me dijo que se había equivocado y que no había encontrado tu casa, pero que aquí te dejaba una muñeca con Amelia". Luego me pidió que le entregara una, por supuesto le di la más chica, con mi egoísmo de niña.

Recuerdo que sus ojitos se iluminaron y sonrió feliz… ahora veo que el corazón de mi madre amada era tan grande que esa voz no salió de su boca, sino de su profundo amor, por eso no puedo olvidar aquella Navidad… ni todas las que viví en mi pueblo durante mi infancia.

También me gustaba mucho ir a las "Posadas". Se celebraban por las noches en el Barrio del Terrero, mi barrio. El frío quemaba, las estrellas tiritaban también sobre aquel terciopelo negro que parecía había sido bordado de lentejuelas. Mi tía Cuca Loera me decía que las estrellas temblaban de frío, después del rezo y del canto, a quebrar las piñatas y a disfrutar de un atole calientito y un aguinaldo de cacahuates, tejocotes y galletas de animalitos. Eso fue ayer.

Hoy, en esta Navidad en que mi corazón reboza de y emoción, quiero desear para todos muchas felicidades, así como un Año Nuevo 2017 lleno de bendiciones, salud, vida, paz, amor, armonía y trabajo.

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS Niño, Dios, trae, amor,

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