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Monterrey-Veracruz... ¡Cuanta enfermedad mental!

ALEJANDRO VÁZQUEZ GARCÍA

ALEJANDRO VÁZQUEZ GARCÍA

El que no tranza no avanza... el dinero no lo es todo, pero cómo ayuda... un político pobre es un pobre político... sí robé, pero poquito... ¿qué tal que ante los sucesos cotidianos hacemos una pausa al cinismo y al relajo? ¿Qué nos ha pasado? ¿Dónde está el error? ¿Cómo arreglarlo? Una de las frases célebres de Augusto Comte dice "sólo los buenos sentimientos pueden unirnos; el interés jamás ha forjado uniones duraderas". Pero, a pesar de la lógica y sencillez de la frase, no hemos logrado revertir el asunto.

En un tuit Lorenzo Meyer menciona que Oxfam (una organización internacional que busca empoderar a personas, comunidades y organizaciones para construir un futuro libre de la injusticia de la pobreza) publica que la riqueza de 8 personas -Slim entre ellos- es igual a la de los 3,600 millones más pobres del mundo. Sin duda no tenemos llenadero, voraces feroces criaturas disfrazadas de civilidad y buen gusto; sin embargo nuestra naturaleza egoísta ha triunfado sobre la sofisticación de la compasión y la solidaridad.

Federico no era pobre ni tonto, Duarte y sus colegas gobernadores y funcionarios tampoco lo son; la disculpa del menor es su enfermedad mental distinta a la sociopatía y personalidad perversa del sistema gubernamental nacional.

En el caso del menor todos tenemos parte; un ser humanos requiere de gran dedicación enfocada en el esfuerzo, atención y creatividad inagotables desde su nacimiento hasta que son adultos; lo malo es que pocos progenitores están conscientes del asunto y se dejan llevar por fantasías y calenturas mal enfocadas. Finalmente la crianza de los hijos cae de peso y deviene una historia que por múltiples factores tiene un final fatídico: ahí está Federico, todos los sicarios, suicidas, adictos, políticos miserables, burócratas ineficientes y conflictivos, hombres y mujeres intolerantes, padres enfocados en su trabajo sin equilibrarlo con la familia que en un momento de esperanza decidieron formar... cómo cuando adquieres un perro y después de jugar una semana con él, se queda encerrado en la azotea; no le falta agua, comida y cobijo (en el menos peor de los casos) pero quedan faltos de socialización, nadie los cuido y amo realmente... ellos tampoco pueden amar, ¿de dónde?

Aclaro que estoy echándonos a todos en la misma canasta, pero hay niveles eso es cierto; lo importante es analizar las fisuras que cargamos y hacernos responsables de ellas.

Un ser humano nace con un bagaje de impulsos, reflejos, necesidades básicas, una historia que comienza y que quedará marcada por los acontecimientos ante la creciente madurez que va adquiriendo surgiendo emociones cada vez más complejas; sin embargo se requiere de cariño y disciplina para domar nuestra naturaleza; consentidos mal, maltratados mal, ignorados mal... sobre todo si predominan alguno de estos tres... no estoy diciendo que haya padres perfectos, pero sí suficientemente buenos, como dice Donald Winicott. Invertir en políticas públicas que promuevan la continua convivencia de ambos padres con sus hijos, que tengan un ingreso digno para poder cubrir necesidades básicas, esparcimiento y educación. Que esa familia se impregne de una gran cantidad de memorables eventos y se sientan satisfechos de sus logros. No se trata radicalizarnos contra algunos lujos materiales, pero se ha comprobado que los momentos felices de mentes compartidas por el cariño y la confianza dejan huellas indelebles que nutren nuestra propia capacidad de amar.

Lo que comemos y respiramos entra en nuestro cuerpo y se metaboliza para su aprovechamiento; asumimos que nuestro organismo requiere cierta madurez para digerir algunos alimentos; pero nuestro psiquismo también la requiere para digerir experiencias y emociones experimentadas; los padres y tutores (maestros, tíos, abuelos, profesionales de la salud mental y demás adultos que conformamos la estructura social) debemos ayudar y enseñar a filtrar emociones cómo el miedo, la tristeza, la soberbia, el odio, la envidia, la humillación, la desesperanza, entre otras; pues el odio, soberbia y una fuerte alienación en el desprecio por la vida con una arma a la mano ya vimos lo que puede ocasionar; igual que otros tipos de carencias pueden sesgar decisiones hasta promover sin la mínima consideración el fallecimiento de niños con cáncer sin importar el inmenso dolor y ahora rabia impune a todos los que tenemos un poco de corazón y cerebro conectados.

Las declaraciones de la Diputada Patricia Jiménez que menciona reuniones de trabajo con el Dr. Franco Mariscal en materia de salud mental, esperemos se encuentren definiendo la prioridad que requiere esta área de la salud en nuestro estado; y que no estén simplemente levantando una cortina de humo siendo asesorados por personas que no tengan los pies sobre la tierra; pues Durango también está hasta el cuello de problemas y no se ha visto mayor voluntad.

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