El pasado día 13 de marzo salió a la luz un anuario de la Facultad de Medicina de la Universidad Juárez del estado de Durango, que cumple sesenta años de su inicio, el cual tuve la honra de presentar en el auditorio de la Universidad, por haber sido el autor del prólogo, el cual tengo mucho gusto en presentar ahora en Letras Durangueñas.
El hacer un anuario es adentrarse a una aventura que debe sostenerse del principio y no alcanzar un final porque es como una rueca que se ve entretejiendo con los momentos del tiempo. Colección de fotografías, nombres, años, hasta que el hermoso rosal vaya arrancado las palabra al murmullo del esfuerzo para sobrevivir.
Cómo evocar los sesenta años de la facultad de Medicina de la UJED, la antigua escuela azul, como el cielo azul Durango de Alexandro Martínez Camberos, o como ese azul de la lejanía con que se entreveran los recuerdos. Toda una gran hazaña del Dr. José Luis Márquez Flores, darnos vida a los 4316 Médicos han presentado su examen profesional, de ese templo del saber, lleno de nostalgias, recuerdos se cada uno que se descubra entre tantas
fotografías, lejanos compañeros volverán a su tiempo en la generación que los envolvió, desfilarán ante los ojos de la remembranza, los maestros de entonces, los condiscípulos y sobretodo los esfuerzos para llegar al título
de la codiciada carrera de Médico cirujano, primer paso en la gran vía del resurgimiento por mas superación que no
termina, las hazañas deportivas, las canciones, las novias y el momento sobre todo del examen profesional.
Las etapas que no se olvidan como el movimiento del Cerro de Mercado en 1966, y el de 1970 que nos dejó sin presentar algunas materias y tuvimos que retornar del internado para cumplir con el test final. Volver a ser los estudiantes, el amor a la facultad renovada, con más recursos que el progreso y la tecnología va llenando las aulas y los laboratorios con nuevos catedráticos especializados.
Todos tenemos algo que decir, sesenta años se dicen fácil, añoraremos el Sabino viejo bajo cuya sombra nos servía para repasar la clase próxima, los toritos antes de entrar al salón de clases, nos preguntaremos si aún los rosales enjugan de sus pétalos las lágrimas del rocío.
Las famosas quema de batas, en un alegre simulacro de decir un hasta luego a la escuela para ir en busca del porvenir.
Con la magia de descubrir en este libro que nos abraza con amor filial, nuestros rostros en etapas juveniles, para algunos compañeros no será tarea fácil reconocerlos, en otros sus cambios físicos serán mínimos como si fueran un Dorian Gray. La tristeza nos testereará el alma al recordar a los compañeros que han caído en la ruta del tiempo y el destino que no perdonan pero su recuerdo con alegría del cardias, nos hace traerlos a la época actual en un poema, canción o corrido.
Nos hará recordar no una sino muchas anécdotas, las canciones chuscas que se repetían en cada tertulia como el corrido de Medicina, al que le cambiábamos la letra, pero no la tonada ni la intención.
Las que sufrimos por pasar una materia que nos quería vencer, pero los maestros nos dieron la contraseña para salir
avante y hoy y siempre los recordaremos y valorando ese ejemplo que templó nuestro conocimiento y nuestro espíritu.
Tantas generaciones, Ciento once hasta la fecha, como los granos de la mazorca, todos pasamos revista en este orgulloso anuario.
Una felicitación Al doctor Márquez Flores, a los compañeros que le ayudaron en este laberinto de fotografías y remembranzas, nos hace recordar la novela de José Saramago Todos los nombres.
A todo aquel que tenga algo que ver de agradecimiento a nuestra faculta por sus 60 años tesoro que aquí les entregamos a su atenta consideración. Uno más de entre todos, su compañero de siempre con orgullo de ser Médico Familiar egresado de la antigua Escuela de Medicina de la UJED.
IX Generación Dr. Enrique Rodarte Mier