El Fiscal Anticorrupción
Uno de los principales lastres que arrastramos como sociedad es la corrupción en los diferentes ámbitos de la vida. Lo mismo en la religión que en la impartición de justicia, en las prácticas empresariales o en el sector educativo y, especialmente, en el ámbito político la corrupción lacera el desarrollo pleno de las personas.
Hay quien se atreve a señalar que la corrupción es parte de nuestra cultura como mexicanos. Desde los primeros años de la infancia aprendemos a sortear las responsabilidades y hacemos nuestro credo eso de que el que no tranza no avanza, que se necesitan "palancas" o "padrinos" para acceder a las mejores escuelas, para infringir la ley o hacer los mejores negocios. ¿Será cierto?
Hay otros que afirman, el mexicano es corrupto porque no tiene más opción. El propio sistema lo obliga a entrar en él para sobrevivir. Es la única manera para avanzar.
Sin embargo, a pesar de los altos índices de corrupción que aquejan al país, al parecer no todo está perdido y aún existe una conciencia colectiva que percibe la gravedad del asunto y pretende combatirlo. Es una lucha desigual a todas luces pero existe la esperanza de que pueden salir adelante sus iniciativas si tan solo permanecen firmes.
Ante esta presión social, e incluso internacional, la clase política intenta aparentar que sí hay la voluntad de combatir la corrupción en las estructuras gubernamentales y de poder. La lógica indica que no pueden cortarse las alas a sí mismos, ni romper el lazo que los alimenta y les ha permitido por décadas enteras amasar grandes fortunas. Sin embargo, tienen que implementar un sistema anti corrupción y claro, buscan que sea con los menores daños posibles (para ellos).
En Durango, en esta semana el Congreso del Estado se ha visto envuelto en la polémica de la designación del Fiscal Anticorrupción, que de nueva cuenta es un proceso controvertible, con candidatos a ocupar el puesto ligados a tareas partidistas y de dudoso actuar. Se convirtió en otro show fallido de la lucha contra la corrupción pues al final de cuentas pesó más el interés de los diferentes grupos parlamentarios, la negociación, que el bien común de los duranguenses.
El Fiscal Anticorrupción debería surgir netamente de las filas ciudadanas, con la autoridad moral para hacerle frente a aquellos que han abusado de su puesto. ¿En verdad no hay en Durango un perfil que cumpla con los requerimientos y esté libre de toda culpa, que no le deba favores a fulanito o zutanito?
Y mientras en el Congreso local se ponen de acuerdo con el Poder Ejecutivo, la participación ciudadana, el seguimiento a este proceso, es pieza clave para exigir que la simulación se convierta en realidad.
PUNTO Y APARTE.- La presentación del cantante Ricky Martín fue un buen inicio de la Feria Nacional Durango (FENADU), evento que concentró a más de 30 mil personas y que por fortuna, tuvo saldo blanco, no obstante de la lluvia intermitente que se registró la noche del viernes pasado.
A una semana de su inicio, la FENADU ha transcurrido casi sin contratiempos, salvo el penoso atropellamiento de tres personas por parte de una motociclista que participaba en el desfile inaugural y las quejas que circulan en las redes sociales sobre los alimentos otorgados al personal municipal que colabora en el recinto ferial.
Además, se tomó la decisión de cancelar la cabalgata, evento que estaba muy direccionado a un sector de la población y en términos reales sólo servía para que el gobernante en turno se sacara fotos con sombrero y tomar bebidas alcohólicas en la vía pública.
Es el deseo que los demás días de actividades transcurran en paz y sean de mucha alegría para los asistentes a la FENADU.
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